viernes, 22 de noviembre de 2024
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La Beata la Beata María Droste zu Vischering, mensajera ante León XIII del Sagrado Corazón

Cuando se confirmó, tuvo la inspiración de que debía ser religiosa.

Maria Droste zu Vischering

Redacción (08/06/2021 07:22, Gaudium Press) Hoy la Iglesia celebra, entre otros bienaventurados, a la Beata María Droste Zu Vischering, mensajera junto al Papa del Sagrado Corazón de Jesús.

Ella nació en 1863, junto a su hermano gemelo, y de la más alta estirpe, en Münster, Alemania. Cuenta su madre que el día del parto ella sintió una consolación muy grande, como nunca la había tenido en la vida. Ella, la condesa, y su esposo formaban un hogar católico, de bastante espiritualidad. En la entrada principal de su castillo se encontraba la divisa: “En Vos, Señor, esperé: no seré confundido”.

Los condes tuvieron 7 hijos, entre los que se destacaba María por su vivacidad: “En el patio de recreo, nadie corría más que ella, nadie lanzaba la bola tan alto y tan bien cuanto ella. Pero cuando la campana anunciaba el fin del juego, la más serena y la más tranquila de todas era María”, decía una compañera.

Desde muy chica, María era atraída por el Corazón de Cristo: “Nunca pude separar la devoción al Corazón de Jesús de la devoción al Santísimo Sacramento; y nunca seré capaz de explicar cómo y cuánto el Sagrado Corazón de Jesús se dignó favorecerme en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía”, decía ella.

Maria Droste zu Vischering 2El día de su confirmación, a los 12 años, tuvo una clara inspiración interior de que debía ser religiosa. Desde entonces su vida mística fue en un in crescendo y recibía numerosas revelaciones junto al Santísimo. Entendió también que sufriría bastante, por la santificación de los sacerdotes y la salvación de las almas.

A los 26 años fue admitida en la Congregación del Buen Pastor, institución dedicada a cuidar de jóvenes transviadas y de niñas huérfanas o abandonadas.

Sus primeros años de religiosa vieron la solidificación de sus virtudes, especialmente la humildad.

Trasladada a Portugal

En 1894 la obediencia la manda a Portugal. Después de un tiempo es escogida como superiora de la comunidad de Oporto.

Tres años después sufre una dolorosa enfermedad en la columna que la postra en el lecho, y la paraliza. Es la última fase de su vida, que la va uniendo íntimamente al Sagrado Corazón de Jesús. Ella lo escuchaba hablar interiormente, y le decía cómo los sufrimientos por ella soportados eran benéficos a las almas.

En 1897, recibió ella la incumbencia de Jesús, de comunicarle a León XIII que debía ser hecha la consagración del mundo a su Sagrado Corazón. Sin embargo, el confesor se lo impidió: “Su Santidad ya tiene sus consejeros…”, le dijo.

Ella, obediente, simplemente rezaba para que se removieran los obstáculos para el cumplimiento de la misión divina. Sin embargo, Jesucristo le insistió dos veces en ese pedido, y entonces, ella escribió al Papa dos cartas, una en junio y otra en diciembre de 1898, transmitiendo el deseo del Sagrado Corazón de Jesús.

León XIII quedó muy impresionado con las cartas. La segunda llega en enero de 1899 y muy poco después, en febrero, decide consagrar el género humano al Corazón de Cristo. León XIII declaró: “Voy a practicar el acto más grandioso de mi Pontificado. Sabemos por revelación divina que ese acto apresurará las misericordias que esperamos. Hay en el mundo almas que reciben comunicaciones del Cielo, y algunas veces ellas son transmitidas al Papa en circunstancias tales, que es imposible dudar que vengan de Dios”. Quien sabe cuáles habrán sido esas ‘circunstancias tales’ expresadas por el Sagrado Corazón a la religiosa condesa María, que habrán movido a la premura al Papa…

La religiosa vive sus últimos días en medio de agudos sufrimientos físicos, y en las consolaciones y la alegría por ver atendido el pedido del Sagrado Corazón.

Justamente la mañana del día de su muerte, el 8 de junio de 1899, llegó a sus manos un consolador presente del Papa: dos ejemplares de la encíclica ‘Annum Sacrum’, cuyo tema era la consagración de la humanidad y del mundo al Sagrado Corazón.

Fue beatificada por Pablo VI en 1975.

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