Como se recordará, a finales del mes pasado el Papa intervino la institución, y decretó la suspensión de todos los altos cargos.
Redacción (22/12/2022 11:09, Gaudium Press) La edición de La Croix de ayer trae algunos datos sobre la reestructuración de Cáritas Internacional que no son tan conocidos.
Como se recordará, a finales del mes pasado el Papa intervino la institución, y decretó la suspensión de todos los altos cargos (que había sido elegidos internamente), incluyendo a su presidente el Cardenal Tagle, quien de hecho solo ejercía un papel representativo. Asimismo se decretó la reforma de sus estatutos, y se nombró un comisario laico, en la persona del italiano Pier Francesco Pinelli, quien ya venía investigando en la entidad. Con ocasión de la intervención, se comunicó que el Cardenal Tagle colaboraría con todos los trabajos del equipo de reestructuración.
Ayer La Croix –que se refiere a “la exclusión tanto súbita cuanto brutal de los dirigentes” de Cáritas– afirma que al tiempo que se constataron “deficiencias en los procedimientos de gestión teniendo efectos negativos tanto cuanto en el espíritu de equipo cuanto en la moral del personal”, y que “de acuerdo a fuentes bien informadas hubo quejas internas y testimonios alegando un acoso moral”, surgen ahora “numerosos y profundos” interrogantes.
Cuenta La Croix que la intervención “sorprendió incluso al interior del Vaticano donde la Secretaría de Estado no había sido informada con antelación, ni incluso el presidente dimitido de Cáritas, el cardenal Luis Antonio Tagle, que habría conocido la medida en el momento mismo en que se hacía público el anuncio. Es el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral dirigido por el Cardinal Michael Czerny, bajo la autoridad del cual está colocada Cáritas, que ordenó la auditoría conducente a esta decisión”.
Interrogantes
Se pregunta el diario francés cómo dificultades en la gestión de un equipo directivo “condujeron a medidas tan graves y desproporcionadas eliminando de un golpe toda la dirección”, en lugar de estos problemas haber “sido tratados en el nivel adecuado”. Igualmente se pregunta “por qué fue necesario emitir un decreto al más alto nivel de la Iglesia para un tal asunto que ciertamente ha podido tocar sensiblemente a empleados, pero no puso en peligro a Cáritas”.
También pregunta La Croix “por qué esa decisión fue tomada en el más grande secreto sin que los más altos responsables de la Curia fuesen aparentemente informados”; “¿qué se temía y quién ha guiado la mano del Papa, el cual no ha verosímilmente podido examinar él mismo el dossier y percibir las verdaderas cuestiones en juego? ¿Por qué ese decreto fue emitido en la precipitación sin esperar la asamblea general de Cáritas, que se debe reunir en mayo próximo y que es habilitada a examinar tales situaciones?”.
La Croix llega incluso a levantar la cuestión de si “¿finalmente en este asunto cuál era el objetivo, y cuál la estrategia de poder?”
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