miércoles, 30 de abril de 2025
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La cruz de Haití en los hombros de un cardenal: Chibly Langlois

Primer y único cardenal haitiano, Chibly Langlois ha sobrevivido a terremotos, pobreza y persecuciones espirituales, convirtiéndose en la voz firme de un país herido.

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Redacción (30/04/2025 09:58, Gaudium Press) El cardenal Chibly Langlois es una figura histórica para Haití por ser el primer y único cardenal en la historia del país, con una trayectoria marcada por la pobreza y la fe, su vida es reflejo de los conflictos que vive su nación, y su incansable confianza en Dios.

Nacido el 29 de noviembre de 1958 en La Vallée—comuna en Haití—, creció en una familia extremadamente pobre. El cardenal Langlois conoce desde pequeño lo que es la escasez. Esa experiencia moldeó su vocación sacerdotal y su posterior labor pastoral. Se formó en el Seminario de Notre-Dame de Puerto Príncipe, donde estudió Filosofía y Teología, y más tarde obtuvo una licenciatura en Teología Pastoral en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma.

Fue ordenado sacerdote en 1991 y, en 2004, el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo de Fort-Liberté — comuna de Haití situada en el distrito de Fuerte Libertad. Diez años más tarde, en febrero de 2014, el Papa Francisco lo creó cardenal, convirtiéndose así en el primer cardenal haitiano de la historia. Su nombramiento fue también particular por ser el único cardenal electo en ese consistorio que no era arzobispo.

Una voz firme entre ruinas, vudú y corrupción

Pero más allá de los títulos, el cardenal Langlois ha sido un pastor cercano, especialmente tras el trágico terremoto de 2010 que dejó más de 300.000 muertos. Su casa se derrumbó y se convirtió en uno de los líderes visibles en las tareas de reconstrucción y mentor espiritual. En 2021 volvió a ser víctima directa de otro terremoto, en el cual resultó herido cuando se vino abajo la residencia episcopal, provocando la muerte de un sacerdote y dos empleados. Un año después, en 2022, sufrió un grave accidente automovilístico que le dejó múltiples fracturas.

A pesar de tantas tragedias personales, el cardenal Langlois se ha mantenido en pie con su fe. Se le reconoce como una figura que denuncia sin miedo los problemas estructurales del país. Entre ellos, uno de los más polémicos ha sido su firme crítica al vudú, que describió en 2014 como un “grave problema social”. Según sus palabras, esta religión ofrece “magia”, pero no soluciones reales. El cardenal vinculó estas creencias con los problemas políticos crónicos del país y afirmó que los haitianos pobres, al no encontrar respuestas en las estructuras del Estado, buscan en el vudú una salida a su desesperanza.

En una entrevista de 2022, difundida por el canal de YouTube Cónclave Informa, el cardenal profundizó aún más en el drama haitiano, asegurando: “Las raíces se remontan a nuestra historia como pueblo que se originó en la esclavitud. Hoy estamos arrastrando todas las consecuencias de ese periodo esclavista y a eso se le suma el gran peso del mal gobierno y la corrupción”.

Haití ha vivido una historia dura desde sus inicios. Desde la colonización española y luego francesa, la esclavitud, las guerras con República Dominicana, terremotos devastadores, violencia extrema, pobreza estructural y crisis políticas sin fin. Todo esto ha generado una emigración constante hacia países vecinos, especialmente hacia República Dominicana, lo que ha producido preocupantes tensiones entre ambas naciones.

El prelado, consciente del papel moral de la Iglesia, anunció en 2013 que la Conferencia Episcopal sería mediadora entre las fuerzas políticas para lograr una salida pacífica de la crisis. En un momento de máxima tensión, políticos y líderes sociales reconocieron que la Iglesia Católica representaba “el último bastión moral de la nación”. Este esfuerzo fue clave para que en 2015 se celebraran elecciones democráticas con la participación de observadores internacionales.

Lucha espiritual en una tierra consagrada al demonio

El cardenal ha defendido con fuerza la sacralidad de la vida, la dignidad humana y el papel central de la familia en la sociedad. Aunque Haití es un país mayoritariamente católico (59%), también convive con el protestantismo (29%) y el vudú (algo más del 9%). De esta manera, el cardenal no ha dudado en señalar que Haití es “el único país del mundo que ha sido consagrado al demonio”, una afirmación simbólica pero preocupante.

A pesar de ser miembro del Dicasterio para la Comunicación en el Vaticano, su presencia en Roma es limitada debido a la grave situación que atraviesa su país. Sin embargo, siempre que puede, da testimonio de una Iglesia viva, cercana a los pobres y dispuesta a sanar herida.

Se le describe como un hombre afable, esperanzado, políglota y profundamente humano. Su lema episcopal resume perfectamente su misión: “Sirviendo a Dios y al hombre en amor”. El cardenal Chibly Langlois es, sin duda, un pastor que camina de la mano de su pueblo, herido pero lleno de fe, llevando sobre sus hombros no solo su cruz personal, sino también la de todo un país que clama por justicia, paz y redención.

Con información de Religión en Libertad

 

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