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El superior del Padre Rupnik quedó impactado cuando conoció del ente.
P. Rupnik – Foto: Wikimedia Commons Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.
Redacción (20/04/2023 09:58, Gaudium Press) Se llama Rossoroblu, fundada en el 2007 por el sacerdote jesuita, junto a Manuela Viezzoli, ex religiosa de la comunidad eslovena Loyola, que hoy es parte, como laica consagrada, de la Comunità della divino-humanitá. El P. Rupnik posee el 90 por ciento de la società, mientras que Manuela tiene el 10 por ciento.
La sede de la sociedad está en la misma dirección donde se encuentra el Centro Aletti, el headquarter de las obras que tienen el ‘sello’ Rupnik.
El nombre no es al acaso, sino que se refiere a los colores más presentes en los mosaicos del jesuita: rojo, oro y azul, cada uno de ellos con un significado que busca ser místico.
Una sociedad ‘discreta’ (algunos la llaman, o la titulan de “secreta”), al menos para el superior del P. Rupnik, el P. Johan Verschueren, delegado para las casas internacionales de los jesuitas: “Es una noticia completamente nueva para mí y también bastante impactante”, según reporta Federica Tourn y Marija Zidar en Domani.
Tal vez parte del impacto del P. Verschueren, se deba, entre otras cosas, a que el P. Rupnik es religioso, con voto de pobreza, y poseer una sociedad “es contra el voto de pobreza”, añade el P. Verschueren. ¿Tendrá el P. Rupnik permisos ‘superiores’ para gestionar los dineros que maneja Rossoroblu? Hasta probable, teniendo en vista las sorpresas acaecidas a lo largo del ‘caso Rupnik’, que se repiten una tras otra, algunas aún cubiertas por las nubes del misterio.
Pero cuando ya se habla de una sociedad constituida, pues se piensa en dineros.
Dice Tourn y Zidar que el Centro Aletti “no ha respondido a las preguntas de Domani y en el site no hay rastros de cifras, ni se puede encontrar más en los sites de las instituciones que han encargado las obras”. Entre tanto, investigaciones como las de Domani especulan que se puede estar hablando de decenas de millones de dólares, que ciertamente tienen origen “principalmente con los donativos de los parroquianos”. Al final, la Iglesia somos todos, y a veces más el menudo Pueblo de Dios.
Como es sabido, está planteado el asunto de la permanencia de las obras del P. Rupnik, después del escándalo habido. Un Santuario como el Lourdes, que tiene también una misión de acogida de víctimas de abuso, ya nombró una comisión interdisciplinaria para estudiar la permanencia de sus mosaicos, y el Obispo local dijo que acogerá la opinión de tal comité aunque sea categórica.
Pero al margen de esto, el interés por el desenlace de la investigación que realiza actualmente la compañía de Jesús sobre el jesuita a partir de las últimas denuncias, en lugar de aminorarse crece. Y esto es algo de lo que es consciente la Iglesia, teniendo en vista las recientes declaraciones de Mons. Charles Scicluna, secretario adjunto de Doctrina de la Fe, quien afirmó en encuentro con periodistas que las hipotéticas víctimas del P. Rupnik “tienen derecho a respuesta” de parte de la Iglesia. Es claro que también tienen derecho a reparación.
Sectores de Iglesia se preguntan si después de tanta agua corrida bajo el puente existe alguna investigación del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada sobre estos temas, dada también la sensibilidad creciente a nivel global, con todo el asunto ‘abusos’. (SCM)
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