“…esa debilidad auge de la voluntad de hoy, se manifiesta incluso al seguir las mociones ‘normales’ de la gracia…”
Redacción (29/07/2025 17:44, Gaudium Press) Continuando con esta serie sobre la sagrada esclavitud mariana —en la que comentamos la última parte de la magnífica obra de Mons. Juan Clá, EP, “¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres” 1— hablaremos en estas líneas de ese puente magnífico que se establece entre esclavitud a la Virgen y la obtención de la más abundante misericordia divina.
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La debilidad psíquica de las nuevas generaciones es algo manifiesto.
Educadas en la gratificación fácil e inmediata productora de flaqueza —gratificación fácil que se ha acentuado aún más en estos tiempos de cibernética e Inteligencia Artificial— psicólogos, psiquiatras y educadores constatan esa fragilidad, y proponen desde sus ciencias y con las mejores intenciones todo tipo de remedios, fórmulas, prevenciones y ayudas para paliar sus efectos.
El problema es cuando la solución propuesta requiere justamente… de un esfuerzo de la voluntad. En ese momento, la propia enfermedad —que es por encima de todo, la de una voluntad raquítica— impide que se ingiera el remedio que la curaría.
Esto por lo demás, de raíz, siempre ha sido así:
Enseña la doctrina católica que nadie puede practicar de forma estable la virtud en su conjunto, sin auxilio de la gracia. Es decir, para la verdadera virtud siempre hemos sido débiles, y debemos pedir fuerza rezando y acudiendo a sacramentos. Para eso vino Cristo al mundo.
Sin embargo, esa debilidad auge de la voluntad de hoy, se manifiesta incluso al seguir las mociones ‘normales’ de la gracia. Es decir, y para ponerlo en términos gráficos bien inexactos, si antes con un grado 50 de gracia, el hombre caminaba en la línea del bien, hoy le es necesario un grado 200 o más. Se necesitan gracias superabundantes.
Entretanto, ocurre que de acuerdo a lo que se podría llamar una economía normal de la gracia, para obtener gracias mayores se requeriría un cierto merecimiento, es decir, haber correspondido bien a gracias previas, y con esto haber merecido las gracias subsiguientes. Pero esto, con la precariedad actual de las almas, es algo que normalmente no ocurre: la persona cae, y cae, a pesar de recibir gracias más que suficientes.
Es entonces, cuando se revela la importancia y oportunidad de la esclavitud mariana, cuya posición y práctica, conquista una misericordia divina especialísima, que así se manifiesta:
“¿En qué consiste su misericordia [la de la Virgen intercesora]? Exactamente en obtener gracias mayores y superabundantes a fin de que el pecador arrepentido venza sus malas inclinaciones y busque con toda la fuerza de su alma la santidad máxima a la que está llamado. Y es aquí donde se muestra su perdón, pues Ella prescinde de la necesidad previa de merecimientos para obtener tales beneficios, y aplica copiosamente a cada uno los méritos infinitos de la Redención de su Divino Hijo, de los cuales Ella es Medianera universal y Dispensadora dadivosa”, nos dice Mons. Juan Clá. 2
La misericordia de la Virgen no es en absoluto una transigencia con el pecado, pues “María Santísima posee una noción clarísima de la ofensa que nuestras faltas representan contra Dios y contra el orden que Él ha establecido en el universo”. 3 Pecado es pecado aunque sea cometido por débiles.
La misericordia de la Virgen es que viendo el estado de postración de los hombres de hoy, Ella está dispuesta a dar beneficios sobrenaturales como nunca en la Historia, como que quebrando los mecanismos habituales de dispensación de la gracia. Solo hay que tomar la actitud del esclavo, que reconoce su miseria y pide confiado los beneficios de su Señora.
Casi se diría que es tonto (a veces por ignorancia) el que no se hace esclavo de la Virgen, y busca vivir esa esclavitud de corazón.
Ella entonces, se manifiesta Madre de Misericordia ‘cargando’ a su esclavo, como niño en brazos de su mamá.
Por Saúl Castiblanco
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1. Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP. ¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres – III- María, eje de la Historia. Caballeros de la Virgen. Bogotá. 2022.
2. Op. Cit. p. 138.
3. Op. Cit. p. 137
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