viernes, 22 de noviembre de 2024
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La mejor explicación dada sobre el dolor humano

Un análisis sobre el dolor de Plinio Corrêa de Oliveira, explicación que trae paz.

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Redacción (07/02/2022 12:18, Gaudium Press) Mucho se intenta teorizar sobre la explicación del sufrimiento, del dolor, del mal humano,

Santo Tomás por ejemplo, explica como el dolor ayuda en la reparación de la injusticia cometida por el pecado y nos alcanza méritos para el cielo.

Pero, para quien escribe estas líneas la más perfecta explicación del dolor la dio el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en una reunión en el año 1967, donde primaba el análisis desde el punto de vista pulchrum.

Decía el Dr. Plinio que la obra más perfecta de Dios (se entendía que exceptuadas la humanidad de Cristo, la Virgen, la visión beatífica) era la redención del género humano. Que el que todo un Dios se haya hecho hombre, para salvar a pecadores – Él que era la inocencia absoluta – era algo de una belleza infinita, y que completaba una especie de ciclo del Universo, que era la coronación sublime de ese Universo.

Afirmaba el Dr. Plinio que la belleza de Cristo en la Cruz, con su sangre carmesí corriendo por sus pomulos y cuerpo, hasta no poder dar más del precioso líquido, con su Madre Virgen sufriendo lo indecible junto a Él, era un pináculo de belleza, de pulchrum del Universo.

Ora, así como al hombre, Dios – para elevarlo, para que diera buen uso de su libertad – le dio una capacidad creadora, le dio la facultad de co-crear junto con Él, de tal manera que Dios crea el gusano y el capullo de seda, pero Dios dio al ingenio del hombre la capacidad de crear el maravilloso tejido de seda, así también Dios le dio la posibilidad al hombre de asociarse a esa maravilla de sublimidad de belleza del universo, que fue el sacrificio redentor de Cristo, y el hombre se asocia a éste por medio del sufrimient0 humano.

Es lo que es simbolizado cuando el sacerdote agrega agua al cáliz cuyo líquido será transformado en la sangre de Cristo durante la misa.

Es tan bello y armónico con el sacrificio de Cristo el sacrificio del hombre, que mereció que el propio Dios lo asociase en la producción de su sangre preciosamente infinita.

Así debe ver el hombre su sufrimiento.

Esto no obsta, evidente, a que el hombre rece a Dios para que cesen ciertos sufrimientos, y que actúe naturalmente en ese mismo sentido. Pero si después de haber hecho lo posible y haber juntado las manos para rezar, el sufrimiento permanece, el hombre no debe rechazarlo como una lepra, sino que debe verlo como esa condecoración magnífica que Dios quiere colocar en su pecho, como esa corona de laurel y palma de mayor o menor martirio que Dios le quiere ofrecer: Dios lo ha juzgado digno de ayudarle a cargar la cruz camino del calvario, el hecho sublime por excelencia.

Esa visualización es algo tan contrario a los cánones mundanos modernos, que no se puede pedir más. Sin embargo, es una visión real, y que además trae mucha paz, porque quien tiene esos principios en el fondo del alma, vive sereno, confiante en Dios y en su ayuda, incluso en medio del dolor, pues sabe que Dios ha permitido ese dolor, y lo va a sostener durante esa y cualquier tribulación.

Lo importante es unirse a Dios y confiar en Dios.

Por Saúl Castiblanco

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