La entrada de la Virgen en el Templo de Salomón ya anunciaba el triunfo del Rey de Reyes, Señor de Señores.
Redacción (21/11/2022 07:44, Gaudium Press) Una hermosa tradición, piadosa, muy antigua, que ha tenido gran repercusión en la Iglesia Universal: desde el 21 de Noviembre del año 543, día en que se consagró la Basílica de Santa María la Nueva en Jerusalén, la presentación de la Virgen en el Templo es una fiesta que constituye una de las 4 celebraciones marianas que la cristiandad occidental tomó de la oriental, junto con las de la Anunciación, la Natividad y la Asunción.
Cuenta la tradición que Joaquín y Ana, israelitas, después de varios años de matrimonio y ya con avanzada edad no lograban tener descendencia, cargando sobre sus hombros el que para el tiempo era el gran oprobio de la esterilidad, bastante doloroso para cualquier israelita ya que significaba la exclusión de la familia de las promesas mesiánicas.
En medio a su angustia, Ana oró fervorosamente al Señor, con la promesa de ofrecer a Dios su fruto si Él se dignaba en concederle descendencia. El nacimiento de la Virgen María fue también el premio de Dios a esta oración y promesa.
Joaquín y Ana, fieles a su voto, presentaron a la Niña en el templo a la edad de 3 años y allí permaneció en compañía de otras doncellas, donde eran consagradas e instruidas en la piedad y las tradiciones de Israel.
En 1953 el Papa Pío XII instituyó este día como la Jornada Pro Orantibus, que es el día en que los fieles dan gracias a Dios por quienes dan consagran su vida al Señor en los conventos de clausura.
Oración a la Virgen de la Presentación
Santa Madre María, tú que desde temprana edad te consagraste al Altísimo, aceptando desde una libertad poseída el servirle plenamente como templo inmaculado, tú que confiando en tus santos padres, San Joaquín y Santa Ana, respondiste con una obediencia amorosa al llamado de Dios Padre, tú que ya desde ese momento en el que tus padres te presentaron en el Templo percibiste en tu interior el profundo designio de Dios Amor; enséñanos Madre Buena a ser valientes seguidores de tu Hijo, anunciándolo en cada momento de nuestra vida desde una generosa y firme respuesta al Plan de Dios. Amén. (SMV/scmrev)
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