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La revista más grande del Brasil, Veja, dedica buen espacio a analizar la polémica figura del Patriarca Kirill.
Redacción (28/03/2022 16:00, Gaudium Press) La revista más difundida del Brasil, Veja, ha destinado un no pequeño terreno de su última edición al Patriarca ortodoxo de Moscú, Kirill, a quien ya califica desde el titular como el ‘Papa’ que da sustentación religiosa al expansionismo ruso.
En el escrito, al lado de cosas más o menos fútiles como que usa un reloj de más de 30.000 dólares que quiso negar, hay otras que no lo son tanto como la acusación que fue agente activo de la KGB en el tiempo soviético, encargado de infiltrar doctrinas pro-soviéticas en el Consejo Mundial da Paz o en el Consejo Mundial de Iglesias; o de que antes de tornarse patriarca tuvo como una de sus principales misiones difundir la Teología de la Liberación en América Latina, con el objetivo específico de debilitar a la Iglesia Católica.
Un cardenal, como el Cardenal Duka de Praga, ya ha llegado a acusar la dupla Putin-Kirill como de cesaropapismo, es decir de encarnación pseudo-imperial de una unión absoluta entre Iglesia y Estado que ejerce un gobierno completo. Veja recuerda, que en Rusia ese entendimiento entre Poder eclesiástico y Poder civil tiene incluso un apelativo propio, que es “sinfonía”, es decir, actuación perfectamente coordinada como las notas de una sola melodía.
Recuerda la revista brasileña algunas de las expresiones recientes del Patriarca Kirill en defensa de la invasión a Ucrania, como cuando dijo que “nosotros vemos eso [Ucrania] como una amenaza, y tenemos el derecho de usar la fuerza para garantizar que la amenaza sea erradicada”; o esta de que “entramos en un conflicto que tiene importancia no apenas física, sino metafísica. Estamos tratando de la salvación de la humanidad, algo mucho más importante que la política”, expresiones que confirmaron su alineación total con Putin, y justifican el título de ‘sustentáculo del expansionismo putinista’.
De hecho, las expresiones rimbombantes con relación a Putin no han faltado en su carrera, como cuando llamó al presidente ruso de “milagro de Dios”, por el fuerte apoyo dado a la Iglesia ortodoxa, incluso en la reconstrucción de iglesias o la construcción de otras nuevas.
Un mosaico proyectado muy diciente
Como ejemplo de esa unión total entre Iglesia y Estado que hay en Rusia, el articulista de Veja pone la iglesia de las Fuerzas Armadas, una construcción nueva, con piso metálico fabricado de cañones y otras armas capturadas a Alemania durante la II Guerra.
En un hecho no tan conocido, cuenta Veja que en esa iglesia se había proyectado un mosaico de Stalin, que fue quitado de la versión final. Y que también fueron sacados del mural el propio Putin, el ministro de relaciones Lavrov, y el actualmente oculto ministro de la defensa Shogun, todo por orden del mismo Putin. Es decir, jerarca civil es jerarca civil, no importa si sea del pasado, del presente o del futuro, no importa incluso si tiene el estigma mundial y millones de muertos a cuestas: hay que venerarlo.
Difícil que en esa “sinfonía”, se introduzcan desde el lado de Kirill notas de humanidad que impidan una carnicería desde la doctrina de Cristo.
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