Dios al ver su Inocencia, / en espíritu cristalizó a María. / Y llegado el mediodía, / anunciaría la Estrella.
Redacción (27/06/2023 15:49, Gaudium Press)
Dios al ver su Inocencia, / en espíritu cristalizó a María. / Y llegado el mediodía, / anunciaría a su Estrella.
“Legiones y batallones, / buscad en pueblo elegido; / que a dos humildes consortes, / con cariño he protegido”.
Gabriel fue también el Ángel, / que proclamó a Santa Ana: / “Joaquín, de vieja madera, / dará una Bella Esmeralda”.
Inocencia, el más Puro Diamante; / un Niño, sonrisa de culmen. / El día en que bajó radiante, / cruzó el umbral de una Virgen.
A Treinta y tres soles cantó, / con su Agua limpió la desgracia. / Y al perecer en la Cruz, / a Ella dio toda la gracia:
(Jesús)
– Ahí está la estirpe del hombre, / miradla, digna Señora. / No merece ella mi sangre, / os la entrego desde ahora.
Aquí está el Apóstol Virgen, / solo él prolijo ha quedado; / ha sido la única espiga, / que me ha dejado el Calvario.
Soy Hijo único Reina, / Unigénito Encarnado. / ¿De dónde vuestra alega, / de mis infinitos hermanos?
(La Virgen)
– Culpa ha sido la tuya, / ya cuenta que te has dado: / que al darme a Juan como hijo, / entregaste al género humano.
Tú sabes y lo dijiste: / ‘Por uno hubiera sangrado’. / Pues tus gotas de rubí, / para todos han bastado.
(Jesús)
– Acepto tu matronía, / que para eso he bajado. / Pero una condición les pongo, / que así sean mis hermanos:
Que si un día yo nací, / de tu seno y de tu canto, / que ellos nazcan de nuevo, / en tu vientre y de tu llanto.
A Vos os daré mi gracia, / así sea decretado. / De ellos llenad el cielo, / que estrellas está clamando.
Abrid santuario celeste, / por Adán yacía cerrado. / Que mi sangre y tu inocencia, / los purifique en tu regazo.
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