Pero al final, todos somos cautivos del pecado y podemos tenerla a Ella como Patrona, auxiliadora y soberana.
Redacción (24/09/2022 09:07, Gaudium Press) La devoción y advocación mariana a “Nuestra Señora de las Mercedes” viene de la Edad Media, época en la cual muchos españoles eran cautivos por los moros corriendo el riesgo de perder su fe católica.
Un día la Madre de Dios se aparece a Pedro Nolasco, originario de Barcelona y hoy santo de la Iglesia, solicitándole que fundara una orden religiosa dedicada a redimir a los cautivos a través del amor misericordioso de la Virgen María.
Atendiendo la invitación de Nuestra Señora, San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, funda el 10 de agosto de 1218 la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes, más conocida como los “mercedarios”, dedicada a las obras de misericordia, especialmente con los cautivos.
La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad.
Esta comunidad religiosa lleva muchos siglos ayudando a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de sarracenos.
Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está hoy muy extendida.
Recordemos que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: “Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste” (Mat. 25, 40).
Al final, todos somos prisionero del pecado original y de nuestros próprios pecados, y por ello podemos tener como patrona a Nuestra Señora de la Merced, para que nos redima de esse cautiverio.
San Pedro Nolasco
Nació en torno al año 1180 en lo que hoy es la ciudad de Barcelona. Quizás en alguna propiedad alodial dependiente del monasterio de san Pedro de las santas Puellas, (fundado en el siglo X por el conde Sunyer y hoy parroquia en el centro de la ciudad) que la familia Nolasc tenía en propiedad. Tierras cercanas al monasterio románico de sant Pau del Camp, ahora, también, parroquia de la «ciutat vella» barcelonesa.
Su infancia y primera juventud transcurren en el contacto con la naturaleza, aprendiendo a hacer fructificar la hacienda familiar, juntamente con el oficio de mercader en la ciudad condal, a donde había trasladado su domicilio después de la muerte de sus progenitores. Son años de economía boyante; prospera el comercio tanto por la unificación de los condados catalanes y el reino de Aragón, como por las conquistas de Alfonso II en el Ebro y la consolidación de su influencia transpirenaica. Una sociedad distinta, ciudadana y mercantil, aparece al final del siglo. El enfrentamiento con el mundo musulmán trae numerosos cautivos; el crecimiento de las ciudades nuevos ricos y abundancia de necesitados. Brota una nueva conciencia social, asociaciones laicas y cofradías ciudadanas, para mitigar problemas tan sufrientes como el cautiverio y la pobreza. En la baja edad media surge con fuerza una espiritualidad caritativa de ayuda a los más necesitados, a quienes se empieza a denominar como “pobres de Cristo”.
Se delinea la obra
Este mundo y esta espiritualidad debió conocer Pedro Nolasco, pues el 10 de marzo de 1203 sabemos que se titula “responsable de la limosna de los cautivos”, según sentencia del canónigo de la seo barcelonesa, Pedro de Oller, sobre el reparto de unos bienes para los pobres. Cuando el 4 de enero de 1302 el rey Jaume II escriba al papa Bonifacio VIII hablando de los orígenes de la Merced le dice que “algunos laicos de nuestra tierra… para redimir a los hermanos cristianos en cautividad han comenzando vendiendo poco a poco sus bienes y gastándolos en esta obra y, seguidamente, se han dedicado a pedir limosnas para la iglesia, con el mismo fin”. En este año de 1203 realiza la primera redención a la ciudad de Valencia. La pasión por el cautivo llevará a Nolasco y a sus compañeros a una aventura seria, que irá a delante, poco a poco, en la más rigurosa fidelidad a las exigencias de un radicalismo evangélico.
La tradición mercedaria fija en la noche del 1 al 2 de agosto de 1218 una intervención especial de la Virgen María. Experiencia mariana que iluminó la mente de Nolasco y movió su voluntad para que convirtiera esa hermandad de redentores en Orden Religiosa que continuara, bajo la bendición de la Iglesia y protección del rey de Aragón, la obra comenzada. El 10 de agosto de 1218 en la catedral de Barcelona el obispo Berenguer de Palou, en presencia del Rey, impuso el hábito blanco a Pedro Nolasco y a otros doce compañeros, y lo colocó a la cabeza de la nueva familia religiosa, que se denominará de santa María de la Merced para la redención de los cautivos. Jaume I asignó a los nacientes frailes como residencia el viejo hospital de santa Eulalia, donde permanecieron hasta que en 1234 Raimundo de Plegamans donara un terreno en el arenal de Vilanova y trasladasen allí el nuevo convento. Nolasco desde ese 1218 para poder consagrarse más a los hombres, se consagra a Dios totalmente.
Nolasco seguirá haciendo todos los años heroicas redenciones en tierras de moros, y pidiendo limosnas para la redención de los cautivos. Acompañó a Jaume I en las conquistas de Mallorca y Valencia, donde recibió el monasterio de El Puig, e infundió en la joven barcelonesa Maria de Cervelló el espíritu redentor, que la convertiría en la primera religiosa mercedaria. Logró la confirmación pontificia de su obra por la bula » Devotionis vestrae» de Gregorio IX, el 17 de enero de 1235, y dio vida pujante a una piadosa fraternidad de seglares que cooperaban con sus frailes en la obra de la redención de cautivos y en la asistencia a los enfermos, pobres y peregrinos en las casas del Hospital de santa Eulalia. 17 fundaciones se hicieron bajo su generalato: 7 en Catalunya, 3 en Aragón, 4 en Valencia, 1 en Narbona y otra en Palma de Mallorca.
Pedro Nolasco murió poco después de concluir el acuerdo con Ramón de Morell, el 7 de marzo de 1245, por el que recibía la propiedad de Arguines, ya que cuando el documento notarial llega a Barcelona para su firma por el Capítulo General, el 12 de junio de dicho año, se dice que Nolasco ya había fallecido. Su óbito ocurrió el 6 de mayo de 1245, pues las primeras constituciones mercedarias, promulgadas por Fr. Pedro de Amer en 1272 ordenan que “l´aniversai del primer mestre del nostre orde sia feyt l´endemá l´ascensio”. La Iglesia reconoció su culto público en 1628, y su fiesta se celebra el 6 de mayo.
Rasgos morales del santo
Es el hombre de espíritu práctico y de gran capacidad organizativa, que entiende del riesgo en sentido evangélico, y sabe unir en perfecta síntesis la causa de Dios y del hombre. Su fe le hizo escuchar el clamor del oprimido y se sintió enviado por Dios. Su esperanza la vivió como dinamismo de superación hasta lo imposible y su amor le llevará a ofrecer la propia libertad e incluso la vida por la redención del otro: es el cuarto voto mercedario. Sus frailes vivirán en estrecho contacto con la sociedad, en comunidades pequeñas y con liturgias sencillas a diferencia de las ordenes conventuales. Comunidades cercanas a aquellas asociaciones caritativas y mendicantes que dieron a la Iglesia del siglo XIII una buena parte de su color y vitalidad. Con ellas comparten los mercedarios un profundo respeto por la pobreza, la importancia de servir a los cristianos necesitados, y una vocación religiosa que exigía una vida dentro del mundo, con la originalidad de una exclusividad en la tarea de redención.
Con información de la Provincia mercedaria de Aragón
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