Redacción (Martes, 28/04/2020, 17:25, Gaudium Press) “Familia que reza unida, permanece unida” es la famosa frase que pronunció e instauró el padre Patrick Payton, sacerdote en proceso de beatificación fundador de la Cruzada de Oración, que muy bien se puede poner en práctica durante este tiempo de confinamiento obligado generado por la pandemia del Covid-19, e incrementarse de modo especial durante mayo, mes por excelencia del Santo Rosario.
El propio Papa Francisco, en una carta que ha dirigido a todos los fieles del mundo para mayo, propone redescubrir la belleza de rezar el Rosario en casa:
“Se aproxima el mes de mayo, en el que el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la Virgen María. En este mes, es tradición rezar el Rosario en casa, con la familia. Las restricciones de la pandemia nos han ‘obligado’ a valorizar esta dimensión doméstica, también desde el punto de vista espiritual”, escribe el Santo Padre, quien luego agrega:
“He pensado proponerles a todos que redescubramos la belleza de rezar el Rosario en casa durante el mes de mayo. Ustedes pueden elegir, según la situación, rezarlo junto o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. Pero, en cualquier caso, hay un secreto para hacerlo: la sencillez”.
Lo cierto es que los que rezan con frecuencia el Santo Rosario reciben innumerables gracias, bendiciones de las que no están exentas las familias que a diario oran juntas a la Virgen.
Las gracias del Santo Rosario
¿Cuáles son las gracias que se obtienen con el rezo frecuente de esta oración mariana?
San Luis María Grignion de Montfort, gran devoto de la Eucaristía y de María Santísima, autor del “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen”, y de “El secreto admirable del Santísimo Rosario para convertirse y para salvarse”, en esta última obra habla de los beneficios que trae orar con frecuencia el Santo Rosario.
Estos beneficios son: Insensiblemente nos eleva al conocimiento perfecto de Jesucristo, purifica nuestras almas del pecado, nos hace victoriosos sobre todos nuestros enemigos, facilita la práctica de las virtudes, nos inflama con amor por Jesús, nos enriquece con gracias y méritos y nos proporciona los medios para pagar todas nuestras deudas a Dios y a los hombres, y finalmente obtiene todo tipo de gracias.
El beato Alano de la Rupe, de la Orden de los Predicadores -Dominicos- en el libro ‘De Dignitate Psalterii’ -”De la dignidad del Salterio de María”-, donde relata cómo la Virgen María pidió a Santo Domingo de Guzmán propagar el Santo Rosario, habla además de quince promesas de Nuestra Señora para quienes rezan frecuentemente la “corona de rosas”. Estas promesas son:
1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
3. El Rosario es una arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
5. El alma que se encomiende a mi en el Rosario no perecerá.
6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida, no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
7. Aquel que sea verdadero devoto de rezar el rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos de los santos.
9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mi al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
Ver también: Ante confinamiento en España, Toledo lanza campaña para rezar el Rosario en familia
Con información de Vatican.va y Píldoras de Fe.
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