jueves, 21 de noviembre de 2024
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Las letanías de la humildad del Cardenal Merry del Val

El Cardenal español Rafael Merry del Val, Secretario de Estado de San Pío X, compuso unas maravillosas letanías que acostumbraba a rezar diariamente.

Cardenal Merry del Val 2

Redacción (25/06/2021 10:53, Gaudium Press) El Cardenal español Rafael Merry del Val, Secretario de Estado de San Pío X, compuso unas maravillosas letanías que acostumbraba a rezar diariamente, y que el mundo hoy conoce como las letanías de la humildad.

La humildad es la base de las virtudes, y el vicio contrario, la soberbia, obstaculiza cualquier relación con Dios, y es la puerta para la perdición.

Reproducimos aquí esas salvíficas letanías, con un agregado realizado por el profesor Plinio Corrêa de Oliveira:

¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,

escúchame:

del deseo de ser reconocido, líbrame Señor.

del deseo de ser estimado, líbrame Señor.

del deseo de ser amado, líbrame Señor.

del deseo de ser ensalzado, ….

del deseo de ser alabado, …

del deseo de ser preferido, …..

del deseo de ser consultado,

del deseo de ser aprobado,

del deseo de quedar bien,

del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor.

del temor de ser juzgado, líbrame Señor.

del temor de ser atacado, líbrame Señor.

del temor de ser humillado, …

del temor de ser despreciado, …

del temor de ser señalado,

del temor de perder la fama,

del temor de ser reprendido,

del temor de ser calumniado,

del temor de ser olvidado,

del temor de ser ridiculizado,

del temor de la injusticia,

del temor de ser sospechado,

Cardenal Merry del Val

Jesús, concédeme la gracia de desear:

-que los demás sean más amados que yo,

-que los demás sean más estimados que yo,

-que en la opinión del mundo, otros sean engrandecidos y yo humillado,

-que los demás sean preferidos y yo abandonado,

-que los demás sean alabados y yo menospreciado,

-que los demás sean elegidos en vez de mí en todo,

-que los demás sean más santos que yo, siendo que yo me santifique debidamente.

(Agregado del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira)

Doctor Plinio

Oh Jesús, Maestro, Modelo y Fuente de celo por la gloria del Padre Eterno, escúchame

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea estimada por encima de todas las cosas por los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea amada por encima de todas las cosas por los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea exaltada por encima de todas las cosas por los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea estimada por encima de todas las cosas por los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea honrada por encima de todas las cosas por los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea alabada por encima de todas las cosas por los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea preferida a todo por los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea acatada como Maestra suprema e infalible por todos los hombres, dadme Oh Jesús.

El deseo ardiente y eficaz de que la Iglesia militante sea enteramente comprendida y apoyada por todos los hombres, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante humillada por sus adversarios internos o externos, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante despreciada por sus adversarios internos o externos, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante sufrir repulsas de sus adversarios internos o externos, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante calumniada por sus adversarios internos o externos, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante objeto del olvido de sus adversarios internos o externos y de sus hijos tibios, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante ridiculizada por sus adversarios internos o externos y objeto de respeto humano por sus hijos tibios, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante infamada por sus adversarios internos o externos, dadme Oh Jesús.

La santa indignación por ver a la Iglesia militante objeto de sospecha de sus adversarios internos o externos y de sus hijos tibios, dadme Oh Jesús.

Que los otros hijos de la Iglesia militante sean amados más que yo, Jesús dadme la gracia desearlo, para que sean enteramente puras de egoísmo mis intenciones de apostolado.

Que los otros hijos de la Iglesia militante sean estimados más que yo, Jesús dadme la gracia desearlo, para que sean enteramente puras de egoísmo mis intenciones de apostolado.

Que los otros hijos de la Iglesia militante puedan elevarse en la opinión del mundo, y que yo pueda ser disminuido, Jesús dadme la gracia desearlo, para que sean enteramente puras de egoísmo mis intenciones de apostolado.

Que los otros hijos de la Iglesia militante puedan ser escogidos y yo puesto de lado, Jesús dadme la gracia desearlo, para que sean enteramente puras de egoísmo mis intenciones de apostolado.

Que los otros hijos de la Iglesia militante puedan ser alabados y yo despreciado, Jesús dadme la gracia desearlo, para que sean enteramente puras de egoísmo mis intenciones de apostolado.

Que los otros hijos de la Iglesia militante puedan ser preferidos a mí en todas las cosas, Jesús dadme la gracia desearlo, para que sean enteramente puras de egoísmo mis intenciones de apostolado.

Que los otros hijos de la Iglesia militante puedan ser más santos que yo, aunque yo me torne santo cuanto me fuere posible, Jesús dadme la gracia desearlo, para que sean enteramente puras de egoísmo mis intenciones en la vida interior.

Leer también: Las caídas y humillaciones pueden ser regalos de Dios para adquirir la humildad

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