Bastante repercusión está teniendo el artículo del Arzobispo de San Francisco “Es hora de un renacimiento de la excelencia en la liturgia católica”.
Foto: Catholicasts.com
Redacción (08/04/2025 10:22, Gaudium Press) Bastante repercusión está teniendo el artículo de Mons. Salvatore Cordileone, Arzobispo de San Francisco, publicado en el National Catholic Register, aparecido el pasado 6 de abril bajo el título “Es hora de un renacimiento de la excelencia en la liturgia católica” (It’s Time for a Renaissance of Excellence in Catholic Liturgy).
Comienza el texto del Arzobispo apuntando “muchos serios problemas” que afligen a la sociedad actual, y también a la Iglesia, como “el declinio del matrimonio y la inminente crisis demográfica; la disminución paralela de jóvenes que aceptan el llamado al sacerdocio y a la vida religiosa; la creciente fragmentación familiar; las persistentes consecuencias de las revelaciones de abusos sexuales por parte del clero ocurridas hace décadas; el escándalo causado por católicos prominentes que se oponen rotundamente a las verdades morales fundamentales; la falta de claridad al presentar las enseñanzas de la Iglesia sobre temas delicados de nuestro tiempo y las consiguientes divisiones que de ahí resultan; el auge de las redes sociales como magisterio alternativo, reemplazando a los padres y a la parroquia como los principales educadores de los niños. Y la lista continúa”.
Sin embargo, y después de ese importante listado, Mons. Cordileone señala que hay un “problema subyacente” a todas estas crisitis, que es “la pérdida del sentido de los sagrado, especialmente en la forma en que los católicos celebran su culto”.
Destaca el Arzobispo que se ha presentado un fallo al momento de “evangelizar la nueva generación de jóvenes católicos en nuestros bancos [de Iglesia]”, lo que se traduce en “la disminución de la asistencia a misa, los matrimonios, los bautismos y las vocaciones religiosas. Al menos el 40% de los adultos que dicen haber sido criados como católicos han abandonado la Iglesia, según informó Pew Research en 2015, y 10 años después, las cifras no mejoran”. Apunta específicamente el Arzobispo que muchos realmente no “se encuentran con Jesús en la Eucaristía”, pues si así fuera no abandonarían la Iglesia.
Un encuentro
Anunció Mons. Cordileone que para renovar la fe en Jesucristo presente en la eucaristía, convocó para los días 1 a 4 de junio el Encuentro Liturgia: Fuente y Culmen, que se desarrollará en el Seminario San Patricio en Melo Park, en el cual participará el Cardenal Robert Sarah, prefecto emérito del dicasterio del culto divino, entre otras personalidades.
Para el Arzobispo de San Francisco “el futuro de la liturgia es clave para las perspectivas futuras de los esfuerzos de la Iglesia por evangelizar tanto a los católicos fieles como a quienes están alejados de Cristo”.
“La buena noticia es que implementar prácticas que fomenten una mayor reverencia en la Misa, no tiene por qué suscitar la controversia y la disensión que experimentamos quienes somos católicos de vieja data en los años posteriores al Concilio [Vaticano II], es decir, cuando se hace con la catequesis adecuada y sensibilidad pastoral. Fue precisamente esa falta de sentido común pastoral lo que hizo que los años de ‘los cambios’ fueran tan traumáticos para tantos”, expresó.
Prácticas ya probadas
Expresa el Monseñor, que propuestas de ese estilo ya implementó cuando fue párroco:
“Esta ha sido mi propia experiencia y la de otros sacerdotes que conozco. Implementar medidas similares con este enfoque en las dos muy diferentes parroquias donde serví como párroco —incluyendo prácticas sencillas como un estricto código de vestimenta para los ministros laicos en la liturgia y la presencia de ujieres en las estaciones de comunión para asegurar que nadie se llevara una hostia consagrada— con el tiempo creó una mayor conciencia entre los feligreses del respeto especial que se debe a la adoración del único y verdadero Dios”.
En la catedral de San Francisco, Santa María de la Asunción, el Arzobispo Cordileone junto con el rector, notaron “que cada vez más personas se arrodillaban para comulgar, lo que creaba dificultades logísticas. El rector de la catedral, el padre Kevin Kennedy, me habló sobre esto y, tras nuestra conversación, decidió colocar reclinatorios largos frente al presbiterio (cada uno con capacidad para unas ocho personas) para que los fieles (incluidos los ancianos y los enfermos, y no solo los jóvenes reverentes con rodillas sanas) puedan arrodillarse para recibir la Sagrada Comunión si así lo desean. ¿El resultado? Cuando se ofrece la opción de arrodillarse para recibir, muchas personas lo hacen de forma natural. Es un ejemplo útil de desarrollo orgánico: brindar la oportunidad a las personas de experimentar una práctica litúrgica arraigada en nuestra tradición, sin obligar a todos a cumplirla, pero dejando un margen legítimo para la diversidad donde la Iglesia lo permite”.
Mons. Cordileone continúa su artículo, hablando de otras medidas en línea con lo anterior y concluye que el objetivo es que los católicos cada vez más crean “que cada domingo el sacrificio de Jesucristo se nos hace presente en el altar, que regresa a nosotros bajo las apariencias de pan y vino, y se nos ofrece en cumplimiento de sus palabras de mando: «En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre y beben su sangre, no tienen vida en ustedes» (Juan 6,53)”.
“Me alegra ver cuántos jóvenes se sienten atraídos por las prácticas católicas clásicas que expresan con tanta eficacia realidades trascendentes. Lo que es clásicamente católico funciona. Es hora de reconstruir con confianza sobre una base sólida, incluso de rodillas en reverencia ante Nuestro Señor Jesucristo”, termina.
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