El Pontífice recibió en audiencia en el Vaticano a la comunidad de profesores, funcionarios y alumnos del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, con motivo de su centenario.
Redacción (11/12/2025 11:07, Gaudium Press) En la mañana de este jueves 11, el Papa León XIV recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, en el Vaticano, a la comunidad de profesores, funcionarios y alumnos del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, con motivo de su centenario. Para conmemorar la ocasión, el Santo Padre también publicó una Carta Apostólica sobre la importancia de la arqueología.
Al comienzo de su discurso, el Santo Padre señaló que, a través del Motu proprio «I primitivi cemeteri», Pío XI recordaba el sentido del deber de los papas de proteger el patrimonio sagrado: en primer lugar, las catacumbas, pero también «las basílicas que florecían dentro de las murallas de la ciudad de Roma, con sus magníficos mosaicos, innumerables series de inscripciones, pinturas, esculturas y mobiliario funerario y litúrgico».
Objetivo del Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana
En esa ocasión, Pío XI añadió a la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra y a la Pontificia Academia Romana de Arqueología el nuevo Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana. El objetivo del Pontífice con esta iniciativa era «orientar a los jóvenes interesados, de todos los países y naciones, hacia los estudios y la investigación científica sobre los monumentos de la antigüedad cristiana».
Esta misión del Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana sigue muy viva un siglo después, gracias también a los congresos internacionales de arqueología cristiana, a través de los cuales el Instituto promueve estudios en una disciplina caracterizada no solo por las ciencias históricas, sino también por la fe y la identidad cristianas.
Una herramienta valiosa para el ecumenismo
León XIV enfatizó que la enseñanza de la rama cristiana de la arqueología, entendida como el estudio de los monumentos de los primeros siglos del cristianismo, tiene su propio «estatus epistemológico», definido por «coordenadas cronológicas, históricas y temáticas» específicas. Sin embargo, en otros contextos, se inscribe en el ámbito de la arqueología medieval.
Según el Papa, la arqueología cristiana apunta a un período en el que la Iglesia estaba unida, lo que convierte su estudio en «una herramienta valiosa para el ecumenismo», ya que permite a las diferentes confesiones reconocer sus raíces comunes, alimentando así «la aspiración a la plena comunión».
Principal vehículo de la diplomacia cultural
Este aspecto fue atestiguado personalmente por León XIV durante su reciente viaje apostólico a İznik, en la antigua Nicea, donde entró en contacto con antiguas construcciones cristianas y celebró, junto con representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales, los 1700 años del primer Concilio Ecuménico.
El Santo Padre afirmó además que el estudio es el principal vehículo de esta diplomacia cultural tan necesaria hoy en día. A través de esta cultura, el alma humana trasciende las fronteras nacionales y supera las barreras del prejuicio para servir al bien común. En su Carta Apostólica, el Pontífice afirma que el Instituto está idealmente situado entre la paz y la esperanza.
Europa necesita a Cristo y al Evangelio
«Sois portadores de paz y esperanza allá donde trabajáis con vuestras excavaciones e investigaciones. Al reconocer vuestra bandera blanca y roja con la imagen del Buen Pastor, se os abrirán las puertas no solo como portadores del conocimiento y la ciencia, sino también como heraldos de la paz», destacó.
Por último, León XIV recordó el discurso de San Juan Pablo II sobre las raíces cristianas comunes de las naciones europeas. En esa ocasión, el Papa polaco afirmó que Europa «necesita a Cristo y al Evangelio, porque en ellos están las raíces de todos sus pueblos. Entre las raíces de la sociedad y las naciones europeas se encuentra, sin duda, el cristianismo, con sus fuentes literarias y monumentales; y el trabajo de los arqueólogos es una respuesta al llamamiento que acabo de hacer». (EPC)






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