lunes, 29 de septiembre de 2025
Gaudium news > Libertad religiosa en China: Cardenal Chow minimiza, el Cardenal Zen advierte

Libertad religiosa en China: Cardenal Chow minimiza, el Cardenal Zen advierte

El cardenal Zen ha expresado su claro apoyo a Jimmy Lai; el cardenal Chow es criticado por su silencio.

cardeais china

Redacción (29/09/2025 12:23, Gaudium Press) A continuación, versión en español de nota de Elisabeth Vimele sobre la libertad religiosa en Hong Kong, aparecida en Tribune Chrétienne:

Las recientes declaraciones del cardenal Stephen Chow Sau-yan, obispo jesuita de Hong Kong, han generado una acalorada controversia en el mundo católico. Al afirmar que China desea mantener la libertad religiosa en el territorio, él se opone directamente a la interpretación de su predecesor, el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, figura emblemática de la resistencia a la presión de Pekín.

Durante un discurso en Australia, el cardenal Chow invitó a los fieles a “venir y comprobar por sí mismos” que no existe persecución religiosa en Hong Kong.

Según él, el gobierno chino buscaría respetar la libertad de culto en la antigua colonia británica, esencial para su influencia internacional. Si bien reconoció no compartir la ideología atea de los comunistas, pidió que los miembros del Partido sean vistos como seres humanos “en busca de amor y respeto”. El cardenal llegó incluso a relativizar la situación del cardenal Zen, ahora de 93 años, al considerar que su juicio y condena en 2022 habían sido exagerados por los medios occidentales. “Ni un solo día de prisión, ni un solo día de arresto domiciliario”, declaró.

Esta lectura contrasta radicalmente con la del cardenal Zen, a quien las autoridades de Hong Kong le impiden expresarse libremente, pero es reconocido mundialmente por su valentía. Aunque ya no puede expresarse libremente, su experiencia personal da testimonio de la creciente presión sobre la Iglesia. Al cardenal Zen le han confiscado el pasaporte, sus iniciativas han sido reprimidas y ha sido silenciado por la Ley de Seguridad Nacional de 2020 y sus prórrogas de 2025.

El cardenal [Zen] se ha pronunciado constantemente contra la “sinización” forzada de la fe católica, que ha resultado en la reescritura de los currículos de las escuelas religiosas, la integración de valores socialistas en el catecismo y amenazas contra sacerdotes que predican homilías consideradas «sediciosas». En su opinión, la detención del magnate católico Jimmy Lai y la creciente censura son claras señales de una persecución velada pero real.

La divergencia entre Chow y Zen ilustra dos enfoques opuestos: uno, centrado en el diálogo con Pekín a riesgo de parecer un compromiso con el régimen; el otro, fiel a la verdad de los hechos y dispuesto a denunciar la injusticia a pesar de las sanciones. Los observadores creen que el cardenal Chow habla con relativa libertad, sabiendo que Zen ya no tiene la oportunidad de contradecir públicamente sus declaraciones. Sin embargo, la realidad sobre el terreno —arrestos de activistas, silenciamiento de sacerdotes y presión sobre las escuelas católicas— alimenta el temor de que la libertad religiosa en Hong Kong sea ahora solo un recuerdo.

Ante esta división interna, varias voces piden a la Santa Sede una intervención más clara. Algunos analistas, como George Weigel, critican al cardenal Chow por su silencio sobre el caso de Jimmy Lai y su falta de apoyo a los católicos perseguidos. Otros, como Nina Shea, instan al Papa a pronunciarse con firmeza para proteger a la Iglesia en Hong Kong de una colaboración forzada con el aparato de propaganda del Partido Comunista. Por lo tanto, el enfrentamiento entre ambos cardenales no es simplemente una cuestión de diferencia de opinión. Revela el dilema más amplio de la Iglesia con China: elegir entre un compromiso prudente o una denuncia profética, a riesgo de represión.

La historia reciente de Hong Kong arroja más luz sobre esta controversia. Cuando el territorio regresó a la soberanía china en 1997, Pekín prometió defender el principio de “un país, dos sistemas” durante cincuenta años, en virtud de la Declaración Conjunta Sino-Británica. Sin embargo, durante la última década, este principio se ha ido erosionando gradualmente. La Ley de Seguridad Nacional, impuesta en 2020 y reforzada en 2025, introdujo severas restricciones a la libertad de expresión y religión. Los sacerdotes ahora enfrentan severas sanciones si se niegan a revelar el secreto de confesión en casos considerados de “traición”, y las escuelas católicas deben integrar elementos de propaganda socialista en su enseñanza religiosa.

En este contexto, los perfiles de los dos cardenales aparecen en claro-oscuro. El cardenal Joseph Zen, ordenado obispo en 1996 y creado cardenal en 2006 por Benedicto XVI, es conocido como el “León de Hong Kong”. Defensor de los derechos humanos y la libertad religiosa, ha adoptado una postura firme contra la represión de Pekín, apoyando a estudiantes y activistas prodemocráticos. Su autoridad moral se extiende mucho más allá de las fronteras de China. El cardenal Stephen Chow, jesuita formado en un ambiente académico marcado por la psicología y la educación, se ha consolidado como un pastor comprometido con la reconciliación y el diálogo. Menos confrontativo que su predecesor, busca mantener cierto margen de maniobra para la Iglesia local, pero sus posturas se perciben como excesivamente conciliadoras.

El caso de Jimmy Lai ilustra esta división. Fundador del periódico Apple Daily, este devoto católico ha estado detenido desde 2020 por “conspiración con fuerzas extranjeras”. Su largo juicio duró más de cinco meses y aún se espera el veredicto. Símbolo de la libertad de prensa y la resistencia, para muchos representa el precio que pagan los cristianos y demócratas de Hong Kong.

Si bien el cardenal Zen ha expresado su claro apoyo a Jimmy Lai, el cardenal Chow ha sido criticado por su silencio.

La controversia también se enmarca en el contexto más amplio de las relaciones entre Roma y Pekín. Desde 2018, la Santa Sede y China firmaron un acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos, renovado a pesar de su opacidad y sus limitados efectos. Pekín lo considera una victoria diplomática y un medio para aumentar el control sobre la Iglesia, mientras que muchos católicos lo ven como una concesión arriesgada. El relativo silencio del Vaticano sobre la situación en Hong Kong alimenta la preocupación de los fieles, que temen que el diálogo diplomático se produzca a expensas de la verdad. Finalmente, el enfrentamiento entre Chow y Zen plantea una cuestión más espiritual: ¿debería la Iglesia adaptarse al poder político para preservar su presencia o hablar proféticamente a riesgo de persecución? La historia ofrece numerosos precedentes, desde San Atanasio oponiéndose al arrianismo a pesar del exilio, hasta San Juan Pablo II resistiendo pacíficamente al comunismo. Desde esta perspectiva, el cardenal Zen emerge como una figura de valentía evangélica, mientras que las decisiones del cardenal Chow reflejan una lógica de prudencia diplomática.

Por lo tanto, este debate no se limita a Hong Kong. Refleja un desafío universal para la Iglesia: cómo permanecer fiel a la misión de proclamar a Cristo sin concesiones, mientras se enfrenta a los regímenes que buscan reducirla al silencio.

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas