Es lo que se constata en la investigación del Pew Reseach Center. Se introdujeron modificaciones al Catecismo de la Iglesia al respecto en el 2018.
Redacción (03/06/2021 17:43, Gaudium Press) La reciente investigación del reconocido Pew Research Center, acerca de la percepción sobre la pena de muerte en los EE.UU. – realizada entre más de 5.000 personas adultas en abril pasado, y de la cual informa se informa en el día de ayer – trae varios elementos importantes.
El tal vez más relevante es que aún una mayoría de estadounidenses son favorables a la pena de muerte: el 60% de los americanos están a favor de la pena de muerte para las personas condenadas por asesinato, y un 27% la favorece firmemente. En sentido contrario, alrededor de cuatro de cada diez estadounidenses (39%), se oponen a este castigo y un 15% que lo hacen enérgicamente.
Es cierto que ese apoyo ha sufrido un leve decrecimiento, desde la encuesta realizada en agosto del año pasado cuando era de un 65%, pero sigue siendo mayoritario, incluso aunque un alto porcentaje de americanos, 78%, afirman que hay un alto riesgo de que sea ejecutado un inocente, y amplios sectores son escépticos acerca de que la pena de muerte disuada a las personas de cometer delitos graves (63%).
Pero aún así, la mayoría de los americanos consideran legítima la pena de muerte, aunque comporte riesgos y se dude de su eficacia social. Y más que legítima, la pena de muerte es algo moralmente justificado para la mayoría de los americanos.
Las modificaciones en el Catecismo
Esto es algo diferente a lo que hoy está plasmado en el Catecismo de la Iglesia Católica, en el cual se lee que “la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona”. 1 ‘Hoy’, o más exactamente desde el rescripto con firma del Cardenal prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe y aprobado por el Papa, con fecha de agosto del 2018, pues antes así se expresaba el Catecismo de la Iglesia:
“La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas. Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana”.
En carta a los obispos del mundo entero sobre la modificación del Catecismo con relación a este asunto, el Cardenal Ladaria afirmaba que el cambio “expresa un auténtico desarrollo de la doctrina que no está en contradicción con las enseñanzas anteriores del Magisterio. De hecho, estos pueden ser explicados a la luz de la responsabilidad primaria de la autoridad pública de tutelar el bien común, en un contexto social en el cual las sanciones penales se entendían de manera diferente y acontecían en un ambiente en el cual era más difícil garantizar que el criminal no pudiera reiterar su crimen”.
Sin embargo, algunos teóricos expresan su no entera comprensión con las expresiones del purpurado español, pues la nueva redacción para el catecismo define una inadmisibilidad absoluta de la pena de muerte considerada la dignidad humana, la cual es permanente, inadmisibilidad que no podría haber sido soslayada por deberes circunstanciales de los poderes públicos, los cuáles no obstante fueron apoyados en su aplicación de la pena de muerte por documentos con valor magisterial, como está subentendido en las palabras del Cardenal.
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1 Luis F. Card. Ladaria S.I. Nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte – Rescriptum «ex Audentia SS.mi», 02.08.2018
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