En uno de sus ojos se ve una figura humana. Datos históricos.
Redacción (11/09/2024 21:29, Gaudium Press); A propósito de la fiesta de la Patrona de Venezuela, Nuestra Señora de Coromoto, que se celebra hoy 11 de septiembre, vale la pena recordar los increíbles hallazgos en su imagen que se dieron a conocer en el año 2009 tras ser sometida a unos trabajos de restauración que se realizaron por solicitud de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).
El proceso de restauración, que tenía la finalidad devolverle a la imagen el esplendor perdido por el paso del tiempo, ocurrió ese año del 9 al 15 de marzo en un laboratorio que se instaló en las inmediaciones del Santuario Nacional de la Virgen de Coromoto con la participación de los restauradores Nancy Jiménez y Pablo Gonzales, y el acompañamiento del entonces rector del Santuario, Mons. José Manuel Brito, quien se convirtió en su custodio; además de la supervisión de José Luis Matheus, director de la Fundación Zuliana.
Durante la realización de los trabajos se dieron una serie de hallazgos impresionantes que hasta entonces eran desconocidos de preciosa imagen que mide solo 2.5 centímetros de alto por 2 centímetros de ancho. Algunos de los descubrimientos recuerdan, incluso, a los misteriosos hallazgos de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
El primer hecho que cautivó la atención fue las aguas que se utilizaron en el tratamiento de conservación. Al ser analizada, ésta no tenía bacterias y su pH era neutro, un fenómeno que para los científicos no tiene explicación alguna.
Otro factor que llamó la atención es la manera como está estampada la imagen. Ella es consistente, nítida y muestra suaves relieves; pero sorprende cómo la tinta se halla por encima del algodón, que es prensado y de textura rugosa.
En la imagen, que fue sometida a observación microscópica, se logró descubrir un fenómeno extraordinario en los ojos de Nuestra Señora, muy a pesar de su diminuto tamaño. En sus vistas, que miden menos de un milímetro -aproximadamente 2 micras-, está presente el iris. El fenómeno desconcertó a los científicos, ya que se creía que eran solo puntos dibujados. Suceso que se asemeja mucho a lo que ocurre con los ojos de Nuestra Señora de Guadalupe.
Tras este descubrimiento se decidió indagar más, y se procedió a estudiar el ojo izquierdo de la Madre de Coromoto. Los investigadores determinaron características de un ojo humano, donde se diferencia claramente el orbe ocular, el lagrimal, así como un diminuto punto de luz, además del iris.
Al ampliar tal punto de luz, los investigadores observaron una figura humana que tiene características muy específicas.
En las observaciones, también se aprecia cómo las coronas de la Virgen y del Niño Jesús son típicamente indígenas.
La Virgen y el Cacique de Coromoto
La tradición señala que entre los años 1651 y 1652 Nuestra Señora se le presentó al cacique de la tribu de Coromoto y a su mujer, quien envuelta en una gran luz le dijo en su lengua: “Vayan a casa de los blancos, para que ellos derramen agua en sus cabezas y así puedan ir al cielo”.
La tribu de Coromoto, en gran número, siguió tales órdenes abandonando la selva, recibiendo catequesis y acogiendo pronto el Bautismo.
Pero las inclinaciones del jefe de la tribu lo movían a regresar a su vida salvaje, concibiendo nuevamente la idea de regresar a la selva, con el riesgo de hundirse en los vicios del paganismo. Cuando ya se dirigía hacia este cometido en compañía de su mujer, su cuñada y un nieto, se le apareció nuevamente la Virgen.
El cacique enceguecido le dijo a la Hermosa Mujer que no la obedecería más, que lo dejara en paz. Nuestra Señora, con una radiante sonrisa en su rosto, entró en la choza y el cacique, llevado por la ira, intentó matarla con su arco. Cuando se acercó María, el arma cayó por el suelo.
En un nuevo intento por alejarla de su camino, el jefe de la tribu toma a la Virgen por el brazo para empujarla fuera de la choza. En ese momento Nuestra Señora desaparece dejando en la mano del cacique una diminuta imagen en la que se ve a la Madre del Cielo coronada llevando consigo al Niño Jesús, tal como la había visto.
En 1942, la Virgen de Coromoto fue proclamada Patrona de Venezuela.
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