El Pontífice indicó los lugares donde podemos encontrar al Señor: en la inquietud que se cuestiona; en el riesgo del camino y en la maravilla del culto.
Redacción (06/01/2023 15:02, Gaudium Press) En la mañana de este viernes 6 de enero, el Papa Francisco presidió una Celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, con motivo de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, también conocida como la fiesta de los Reyes Magos.
En su homilía, el Santo Padre recordó que los Reyes Magos, cuando buscaban al Señor, lo buscaban a través de las estrellas. Luego indicó los lugares donde podemos encontrar al Señor: en la inquietud que pide; en el riesgo del camino y en la maravilla del culto.
Ansiedad que cuestiona
Al explicar por qué encontramos al Señor en la inquietud que se interroga, Francisco explicó que “esto es lo primero que vemos en los Reyes Magos. Habitados por una profunda nostalgia del infinito, escudriñan el cielo y se maravillan ante el brillo de una estrella, representando así la tensión hacia lo trascendente que anima el camino de las civilizaciones y la búsqueda incesante de nuestro corazón. De hecho, esa estrella les deja en el corazón precisamente una pregunta: ¿Dónde está el que acaba de nacer?”.
El riesgo del camino
Según el Pontífice, el segundo lugar donde podemos encontrar al Señor es el riesgo del camino. “Los Reyes Magos no se detienen a mirar al cielo y contemplar la luz de la estrella, sino que se aventuran en un arriesgado viaje que no prevé, de entrada, caminos seguros ni mapas definidos. Pretenden averiguar quién es el Rey de los judíos, dónde nació, dónde pueden encontrarlo”.
“Desde Abraham que partió hacia una tierra desconocida hasta los Magos que caminan siguiendo la estrella, la Fe es un camino, una peregrinación, una historia de partidas sucesivas. Recordemos esto: la fe no crece si permanece estática; no podemos encerrarlo en ninguna devoción personal, ni encerrarlo entre los muros de las iglesias, pero es necesario llevarlo afuera, vivirlo en un camino constante hacia Dios y los hermanos”, subrayó.
Maravilla de adoración
El tercer lugar donde puedes encontrar al Señor es en la maravilla de la adoración. Después de un largo y doloroso viaje, los Magos entraron en la casa, ‘vieron al niño con María, su Madre, y postrándose, lo adoraron’. “Este es el punto decisivo: nuestras preocupaciones, nuestras preguntas, los caminos espirituales y las prácticas de la Fe deben converger en el culto al Señor. Allí encuentran su centro fontal, porque de aquí nace todo, porque es el Señor quien suscita en nosotros sentir, actuar y obrar”.
“Como los Reyes Magos, postrémonos, entreguémonos a Dios en la maravilla de la adoración. Adoremos a Dios y no a nosotros mismos; adoremos a Dios y no a los falsos ídolos que nos seducen con la fascinación del prestigio y el poder; adoremos a Dios para no postrarnos ante las cosas que pasan y la lógica seductora pero vacía del mal”, concluyó. (EPC)
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