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El presidente francés quiere que se incluya el aborto como un “derecho” en la Unión Europea.
Macron en Lourdes, el año pasado
Redacción (20/01/2022 09:58, Gaudium Press) De forma destacada en los noticiarios católicos de estos días, aparece el pedido de Emmanuel Macron – ahora que Francia inicia la presidencia de la Unión Europea –, clamando por una nueva agenda ideológica de la Unión, particularmente en lo que se refiere a la entrada del aborto con toda la ciudadanía:
“20 años después de la proclamación de nuestra Carta de Derechos Fundamentales, que consagró en particular la abolición de la pena de muerte en todo el territorio de la Unión, espero que podamos actualizar la Carta y, en particular, que sea más precisa sobre la protección del medio ambiente o el reconocimiento del derecho al aborto”, dijo ayer.
“Un nuevo impulso al camino de los derechos que forja esta Europa”, pidió Macron, pero el único derecho que fue digno de mención para el presidente francés en su nuevo impulso fue el supuesto ‘derecho al aborto’.
Algunos analistas afirman que estas declaraciones de Macron van al encuentro del carácter ‘provida’ de la nueva presidenta del parlamento europeo Roberta Metsola, quien también es abanderada de la causa LGBTI. Pero lo cierto es que Macron, emulando al ‘católico’ Biden, se va constituyendo así en uno de los más peligrosos promotores del aborto a nivel mundial.
Y esto es bueno que los cristianos lo fijen en la cabeza, para que cuando este tipo de personajes vayan en ‘peregrinación’ a santuarios como el de Lourdes, no se les ensalce como la reencarnación de Carlomagno. Político en campaña es político en campaña, la verdad de un político comúnmente es una incógnita en constante evolución, y “todo voto cuenta” dicen, incluyendo el de los con frecuencia ingenuos católicos, más en una situación política apretada como la que se encuentra Macron.
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Por encuanto, queda es la intención de la nueva presidencia, de reformar una Carta de Derechos Fundamentales europea, cuya modificación en favor de la agenda abortista como quiere Macron, sería una presión más a las legislaciones nacionales para que legalicen por completo la matanza de los inocentes.
Y a los católicos, pues aprender que las melodías de los actuales flautistas de Hamelin pueden llevar al abismo como el de la fábula, que mejor es centrarse en las melodías de Aquel que dijo que su yugo es suave y su carga ligera, y saber que esta vida siempre será una lucha, lucha astuta, pero lucha. (SCM)
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