Añadiendo simplicidad y sencillez al éxito, Marie Curie representó un salto significativo en las ciencias, que le valió el reconocimiento mundial, al recibir dos premios Nobel.
Redacción (04/09/2021 10:49, Gaudium Press) Maria Sklodowska – también conocida como Madame Curie – nació en Varsovia en noviembre de 1867. Hija de un profesor de física y matemáticas, mostró un interés inusual por las ciencias exactas desde su juventud, y decidió dedicarse a ellas en su vida profesional. En la capital polaca, estudió principalmente física, aprovechando la intensa docencia de la llamada “universidad fluctuante” [1].
En 1891, fue a Francia para continuar sus estudios científicos en la Universidad de París. En apenas dos años se licenció en física y empezó a trabajar en un laboratorio industrial; sin embargo, su carrera de investigación científica comenzó correctamente en 1894, cuando comenzó a trabajar con varios metales y minerales.
Fue durante este período que Marie conoció a Pierre Curie, un científico aplicado como ella; en poco tiempo contrajeron matrimonio y juntos continuaron las largas investigaciones y experimentos iniciados por ambos. La principal iniciativa a la que se entregaron fue la de analizar el uranio; los expertos acababan de descubrir las potencialidades de este curioso elemento, y los Curie sostenían que había algo más.
Para obtener su doctorado, Marie decidió desarrollar lo que el físico Henri Becquerel había notado al investigar el uranio: los misteriosos rayos que emanaban de este elemento. [2]
Grandes descubrimientos
Después de un trabajo interminable, en 1898 lograron extraer un nuevo elemento del uranio, al que llamaron polonio, sin duda en honor a Marie. A medida que avanzaba el trabajo, la pareja terminó descubriendo un componente cientos de veces más radiactivo que el uranio: el radio. [3]
Sin embargo, los efectos nocivos de la radiación aún no se conocían y Marie, a través del manejo constante de componentes radiactivos, sufrió la primera de muchas inflamaciones y anomalías orgánicas que la llevarían a la muerte. Sin embargo, los Curie descubrieron que las células cancerosas o degeneradas morían por el simple contacto con la radiación, mientras que las células sanas duraban más: otro fruto del trabajo de Marie.
Grandes premios
Curiosamente, Marie nunca quiso ser la primera en lo que hizo, por ejemplo, el hecho de que no quería patentar ninguno de sus descubrimientos y, por lo tanto, no recibir una remuneración, para ser de uso y dominio universal.
La Real Academia Sueca de Ciencias le otorgó el famoso Premio Nobel de Física, junto con Henry Becquerel y Pierre; fue la primera mujer en la historia en recibir este premio. Aún obtendría un segundo Nobel en 1911, ahora en Química, siendo la primera persona en recibir dos premios de este tipo en diferentes categorías.
Pero lo que pareció más impresionante para el mundo académico fue su nombramiento para la cátedra de física en la Universidad de París, donde nunca antes una mujer había enseñado.
Finalmente, murió en 1934, dejando un gran legado científico, que su hija Irene Curie llevó hasta donde fue posible [4]. Una peculiar historia cuyas consecuencias son difíciles de medir en su amplitud. A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, no se dejó corroer por la fama y recibió los mayores laureles precisamente por no haberlos buscado. Según el testimonio de quienes la conocieron, la ciencia conoce a pocas figuras cuya dedicación al conocimiento haya sido tan completa [5].
Por Jonas Ramos Mafort
Fuentes bibliográficas:
PEEK, Claude. Larousse Universel: Nouveau Dictionnaire Encyclopédique. París: Larousse, 1922, v.1.
LANGER, William. Una enciclopedia de la historia mundial. Cambridge: Houghton Mifflin Company, 1952.
JACKSON. Enciclopedia práctica de Jackson: Historia de la ciencia. São Paulo: Jackson, 1955, vol. 8.
______. Enciclopedia práctica de Jackson: Química. São Paulo: Jackson, 1956, vol. 12.
[1] Organización clandestina de estudiantes universitarios que imparten asignaturas cursadas en otros establecimientos.
[2] Cfr. JACKSON. Enciclopedia práctica de Jackson: Química. São Paulo: Jackson, 1956, vol. 12, p. 126.
[3] Término del latín radio; relacionado con irradiar, brillar.
[4] Un año después de la muerte de su madre, Irene le daría a la familia Curie otro premio Nobel: descubriendo la radiactividad artificial, recibió un premio de química con su marido.
[5] Ver JACKSON. Enciclopedia práctica de Jackson: Historia de la ciencia. São Paulo: Jackson, 1955, vol. 8, p. 385.
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