Mons. Casaldáliga: tal vida, tal muerte

Sus exequias correspondieron a su ideario: rituales indígenas, simplificación y reformulación de la sagrada liturgia, féretro lleno de símbolos. ¿Pero sería él mayor que la Iglesia?

San Félix de Araguaia (13/08/2020 11:33, Gaudium Press) Observadores imparciales no dejan de apuntar algunos hechos de particular curiosidad en los funerales de Mons. Pedro Casaldáliga CMF, ocurridos ayer en su antigua diócesis de San Félix de Araguaia, estado de Mato Grosso – Brasil, tras su muerte en la Santa Casa de Batatais el sábado pasado.¹

Rojo: ¿Por mártir?

Los oficiantes – a cuya cabeza se encontraba el actual obispo de San Félix de Araguaia, Mons. Adriano Ciocca –, estaban paramentados de color rojo. ¿Por qué? La tradición antiquísima de la Iglesia, que se remonta a los tiempos de Inocencio III, prescribía el negro para los días de dolor. Sin embargo, “desde el Misal Romano de Pablo VI, además del color negro si es tradicional, se puede usar el morado o violeta”.² Para funerales de niños es adecuado el color blanco, con carácter “festivo y pascual”.³ Entonces, ¿por qué el rojo? ¿Será – preguntan algunos – alguna alusión a su pertenencia a los Mártires de la Caminada Latinoamericana? ⁴

Símbolos de su teología

Por lo demás, es justo decir que en materia de símbolos, Mons. Casaldáliga no era muy cerrado a la norma. Ya en el “ceremonial atípico de la ordenación” episcopal, según lo califica Juan José Tamayo,⁵ no hubo mitra – la cual definía el obispo español como “apagavelas de la inteligencia” – sino un sombrero sertanejo. Tampoco existió el báculo, “sino un remo-borduna hecho de ‘pau-brasil’”.⁶ La tradición milenaria de la Iglesia, bien, que se muerda el codo.

Indígenas portaron su féretro desde el centro comunitario Tía Irene hasta el cementerio de los indios Karajá. Ya su cuerpo había sido objeto de un ritual indígena Xavante, en Ribeirão Cascalheira, donde estuvo su cuerpo, más precisamente en el llamado Santuario de los Mártires de la Caminada Latinoamericana.

Pidió Mons. Casaldáliga que en su tumba hubiese tierra de Cataluña, la patria chica. Pero no se conoce si también requirió ser enterrado con tela de Nicaragua, como se afirma que ocurrió, esto supuestamente en apoyo a la revolución sandinista de la década de los 80 a la que abiertamente favoreció, cuando cruzó todo el país en marcha por la revolución. Su cuerpo también portaba también una cruz hecha por los indígenas.

Liturgia: Mons. Casaldáliga, ¿por encima de la Iglesia?

En el sentido litúrgico, recordaba el ex fraile franciscano Leonardo Boff el amor especial de su amigo Mons. Casaldáliga por Cuba.

Un día, estando en Nicaragua, el prelado recibió la invitación de Fidel Castro de ir a Cuba, lo que fue ocasión de manifestar sus afectos por la isla prisión del Caribe, según registra Boff: “En Cuba hay poca iglesia, poca liturgia y devociones. Pero hay mucho reino. Porque reino es hecho de justicia, de solidaridad, de igualdad, de esfuerzo, de tener una visión universal de las cosas. Aquí hay mucho reino”,⁷ decía Mons. Casaldáliga.

“Él es mayor que la Iglesia Católica. Él es un fenómeno del cristianismo, del seguimiento del mensaje de Jesús”,⁸ proclama el defenestrado teólogo de la liberación sobre Mons. Casaldáliga, en afirmación que precisaría una aclaración.

En todo caso, es por medio de la Iglesia, dos veces milenaria, que se consigue la salvación.

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