El Arzobispo emérito de Filadelfia ha publicado su libro “Cosas por las que vale la pena morir: Pensamientos sobre una Vida que vale la pena vivir”.
Washington (27/04/2021 09:52, Gaudium Press) Mons. Charles Chaput, Arzobispo Emérito de Filadelfia, sigue siendo una figura de relieve en la Iglesia americana. Es nativo americano, de la Prairie Band Potawatomie Nation, y es el primer arzobispo nativo americano y el segundo obispo nativo americano en los Estados Unidos.
Escritor prolífico, ha publicado recientemente Things Worth Dying For: Thoughts on a Life Worth Living (Cosas por las que vale la pena morir: Pensamientos sobre una Vida que vale la pena vivir), con la editora Henry Holt.
Catholic World Report conversó con el Arzobispo sobre este y otros temas, materia de la que tomamos algunos apartes.
El motivo que lo llevó a escribir el libro fue una sugestión de su agente editorial por 14 años, Bill Barry. Y a raíz de la idea, Mons. Chaput pensó que de hecho “todos morimos, pero no todos vivimos realmente, ‘vivimos’ en el sentido de comprometernos con las cosas que finalmente importan”.
Un deseo fatuo de prolongar la vida a toda costa
Sobre ese deseo de la cultura moderna de proteger y prolongar la vida a toda costa, Mons. Chaput afirmó que comúnmente se ve la muerte como un “callejón sin salida”, pero que la fe nos abre a una perspectiva muy diferente:
“Muchos de nosotros sufrimos de una especie de desesperación sutil. El miedo a la muerte es venenoso. Lleva a la gente a hundirse en todo tipo de evasiones y distracciones. Y es comprensible. Nadie quiere morir, incluido yo. Pero lo haremos. No hay forma de evitarlo. Leon Kass, el gran bioético judío, hace una pregunta mejor en sus escritos: ¿Por qué querríamos vivir otros 50 o 100 años más allá de una vida normal? ¿Cuál es el propósito? La fe proporciona una respuesta que da sentido a nuestros límites. La fe cambia toda la dinámica de nuestro tiempo en el mundo. Si creemos en un propósito más elevado para nuestras vidas y disciplinamos nuestras elecciones y acciones a la realidad de una vida después de la muerte, eso arroja una luz completamente nueva sobre nuestro tiempo aquí. Reemplaza el miedo con esperanza; y la esperanza nos libera para amar”, expresó el Arzobispo.
¿Pero de qué forma se puede ayudar a nuestra cultura, si se entiende el destino eterno del hombre?
Distracciones y apetitos que nos sofocan y enervan
“Jesús dijo “Conocerás la verdad y la verdad te hará libre” (Jn 8, 32). Él encarnó la libertad real porque enfrentó y venció el miedo a la muerte, y al hacerlo, nos liberó a todos para una vida nueva y eterna. Compare eso con la cultura que tenemos ahora. Como estadounidenses, nos enorgullecemos de nuestra nación como la tierra de los libres y el hogar de los valientes. Pero con demasiada frecuencia no somos ninguno de los dos. Estamos envueltos en distracciones y apetitos fabricados que nos sofocan y enervan. Si más de nosotros pensáramos claramente, no de manera mórbida, sino con claridad, sobre nuestro fin, nos daría la sobriedad para cambiar de rumbo y perseguir las cosas correctas”, afirmó Mons. Chaput.
Insiste el Arzobispo emérito de Filadelfia en que la visión cristiana de la vida y la muerte es la que mejor explica el sentido de nuestras vidas porque es la correcta.
Analizando estos tiempos de pandemia, afirma Mons. Chaput que si bien algunos han aprovechado estos días para plantearse cuestiones sobre la muerte y las cosas verdaderamente importantes de la vida, son muchos los que se han “centrado en tratar de evitar el virus, sin pensar mucho más allá de eso”.
Dijo el Arzobispo que San Francisco de Asís (Mons. Chaput es capuchino) es un buen ejemplo de cómo encarar la muerte, pues exigía “santidad en sí mismo y en sus hermanos. Él conocía bien a la Hermana Muerte y entendió muy claramente que para encontrarla en paz, una persona necesita vivir para Dios y para los demás, más que para uno mismo”. Vale la pena vivir para defender la verdad y predicar el Evangelio, ratificó el prelado, pues esto trae “libertad y alegría”
“No tener miedo de morir – conclamó Mons. Chaput. Tener miedo de no vivir realmente; [hay que] vivir de una manera que nos lleve, y a quienes amamos, a una eternidad de vida con Dios. La muerte no es un final. Es un comienzo. Es la puerta de entrada a un Padre que nos ama”.
Con información de Catholic World Report
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