Los gestos conciliadores de nuevo gobierno sirio hacia cristianos no impiden patente malestar social, dice Mons. Mourad.
Mons. Mourad – Foto: Vatican News
Redacción (12/06/2025 09:09, Gaudium Press) Mons. Salvatore Cordileone, Arzobispo de San Francisco y un referente para el episcopado en el mundo entero, posteó hace unos días un mensaje perturbador en su cuenta X, hablando del posible martirio de 48 mujeres cristianas, en un suburbio de Damasco-Siria, durante la madrugada del domingo de Pentecostés.
Advertía entretanto el prelado que era una noticia que no podía confirmar personalmente. La noticia encendió las alarmas en el mundo entero.
Hace unas horas, Mons. Cordileone posteó un nuevo mensaje, afirmando que “no está habilitado para confirmar las ejecuciones del Domingo de Pentecostés. Puede no ser verdad, pero los cristianos en Siria se encuentran en una situación realmente desesperada. (Aquí hay buena información del Arzobispo Jacques Mourad en una entrevista del 2 de junio)”, dice el Arzobispo.
En la entrevista de la que ofrece link el Arzobispo de San Francisco, Mons. Mourad, arzobispo siro-católico de Homs, habla con la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, y dice que “el pueblo sirio vive sin dignidad y sin confianza mutua, ni en el gobierno ni en la comunidad internacional. Esto se ha convertido en un gran peso para el pueblo”.
Afirma en la entrevista Mons. Mourad, que si bien el nuevo gobierno yihadista sirio ha mostrado gestos conciliadores hacia los cristianos, la presencia en las calles de milicias salafistas causa zozobra:
“Para el pueblo sirio, es extraño. Es ajeno a ellos y a sus tradiciones. Nunca se han enfrentado a una forma tan rígida del islam. Les resulta ajena, y existe cierto malestar social”.
Según el arzobispo Mourad, incluso muchos sunitas —la religión mayoritaria en Siria— desconfían de los militantes que deambulan por las calles. “En la historia de Siria, nunca ha habido una sola religión; siempre ha habido diversidad. Este es un lugar de encuentro, donde confluyen todas las civilizaciones y religiones. Nuestros vecinos sunitas nos dicen que no están contentos con este nuevo régimen, y se lo dicen a otros, pero entre ellos hay miedo, porque para los salafistas, si los sunitas no están de acuerdo, se les considera blasfemos, y la consecuencia de la blasfemia es la muerte”.
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