El antiguo secretario de Benedicto XVI habló con el Corriere della Sera.
Redacción (30/03/2023 08:37, Gaudium Press) Mons. Georg Gänswein vuelve a hablar a lo grande, en la entrevista no larga que concedió a Giampiero Rossi del Corriere della Sera, dada en el marco de una presentación de sus Memorias con el Papa Ratzinger en Milán, conversación en la que el prelado trató de un tema específico, siempre teniendo en vista que “en Santa Marta hay gran sensibilidad”.
Pero esa sensibilidad que el antiguo secretario del Papa Ratzinger reconoce existente en la Casa del Papa, no le impidió decir cosas como que cree que “no pocos cardenales habrían vivido bien si [el Cardenal] Angelo Scola hubiese sido Pontífice”. De hecho, el antiguo patriarca de Venecia fue un firme candidato, votado, en el cónclave que eligió a Jorge Mario Bergoglio como sucesor de Pedro. Algunos incluso llegan a afirmar que Scola era a quien Benedicto hubiese preferido de sucesor, y que en esa intención lo habría hecho arzobispo de la gran sede de Milán en junio de 2011.
Rossi no tuvo la osadía de preguntar eso directamente al secretario de Benedicto. Pero sí indagó si le hubiese gustado al secretario que el Cardenal Scola hubiese sido el Papa: “No puedo decir que soy amigo del cardenal Scola, pero me une una gran simpatía personal y una profunda estima. Sin embargo decir ciertas cosas, hoy, sabiendo que en Santa Marta hay una gran sensibilidad…”. Los dos últimos encuentros de Gänswein con Francisco deben haber aguzado esta percepción de sensibilidad referida.
“¿Qué recuerda usted de la relación entre estas dos figuras importantes de la Iglesia Católica?”, pregunta el periodista del Corriere della Sera.
Recuerda el Arzobispo de Urbisaglia “las dos visitas oficiales que Ratzinger hizo a Scola durante su Pontificado”, una siendo aún Patriarca de Venecia y otra ya como Arzobispo de Milán para el encuentro mundial de las familias. En la primera, en mayo de 2011, “ya se notaba muy bien la simpatía humana y la sintonía teológica entre el Papa y el Patriarca. Se conocían de tiempo atrás, precisamente en un contexto de reflexiones teológicas, y en ese momento se encontraron en una hermosa armonía. Para describirla, me viene a la mente la imagen de un velero propulsado por una buena brisa”.
Cuando Ratzinger visita a Scola en Milán “no se hablaba de un posible sucesor porque ni siquiera era concebible que un Papa dimitiera. Pero el 11 de febrero de 2013, [día del anuncio de la renuncia del Papa alemán] las cosas cambiaron repentinamente”, dice Rossi.
“Y más a partir del 28 de febrero – expresa Mons. Gänswein, cuando a las 20 horas el Papa firmó la renuncia y subió al helicóptero que lo llevó a Castel Gandolfo, porque el monasterio Mater Ecclesiae aún no estaba listo para acogerlo. Recuerdo muy bien que muchos, y en particular ustedes los periodistas, se apresuraron a decir que el cardenal Scola habría sido el sucesor natural, incluso a darlo por sentado”.
“Y la realidad, por lo que usted recuerda, ¿cuál es?”
“El Papa Benedicto XVI no habló con nadie, no respondió a nadie, precisamente porque no quería y en todo caso no podía influir en el Cónclave de ninguna manera. Pero así como están los llamados kingmakers (hacedores de reyes), también están los papamakers que, quizás incluso partiendo de hechos reales, como la armonía teológica y humana entre ambos, también añadieron mucha fantasía. Pero el mundo católico y de la Iglesia es grande y diversificado, siempre hay algún elemento incalculable y concentrarse sólo en Roma es un error”.
¿Pero Mons. Gänswein hubiese gustado que el Papa hubiese sido Scola?: “Más allá de mi estima y simpatía personal [por este Cardenal], comprende usted que cada una de mis frases al respecto podría interpretarse como una manifestación negativa hacia el actual Pontífice. Y como le he dicho, en Santa Marta hay una gran sensibilidad…”, responde el antiguo secretario de Benedicto.
Sin embargo, ante la periodística insistencia de Rossi, Mons. Gänswein dice: “Creo que no pocos cardenales habrían vivido bien si Angelo Scola hubiese sido Pontífice”, lo que significa que estos cardenales se habrían “sentido en sintonía no solo exteriormente sino también interiormente”. (SCM)
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