jueves, 27 de noviembre de 2025
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Mons. Waller: La ordenación de mujeres fue la prueba definitiva contra la unidad anglicano-católica

El informe publicado recientemente por la St Barnabas Society revela que la ordenación de mujeres fue la prueba definitiva de que la unidad anglicano-católica ya no se tomaba en serio.”

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Redacción (27/11/2025 09:25, Gaudium Press) El exsacerdote anglicano y jefe del Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham, el obispo David Waller, declaró que, para muchos, el informe publicado recientemente por la Sociedad de San Bernabé revela que la ordenación de mujeres fue la prueba definitiva de que la unidad anglicano-católica ya no se tomaba en serio.

El informe Catholic Converts from Anglicanism: A Multi-Method Study, elaborado por Stephen Bullivant, Fernanda Mee y Janet Mellor, revela que, desde 1992, alrededor de 700 exclérigos y religiosos provenientes de la Iglesia de Inglaterra de la Iglesia de Gales y la Iglesia Episcopal Escocesa han entrado en plena comunión con Roma, es decir, se han convertido al catolicismo. Entre ellos se encuentran 16 exobispos anglicanos.

El estudio también destaca que 491 de estos exclérigos anglicanos fueron posteriormente ordenados diáconos o sacerdotes católicos. En las últimas tres décadas, los exanglicanos han representado aproximadamente un tercio de las ordenaciones sacerdotales diocesanas y del Ordinariato en Inglaterra y el país de Gales.

En declaraciones al Catholic Herald, el obispo Waller afirmó que el verdadero valor del informe reside en su sensibilidad a las experiencias vividas que subyacen a estas cifras. “Lo que distingue a este informe y lo convierte en un documento tan valioso es que los autores comprenden claramente que detrás de las estadísticas hay seres humanos… hombres que abandonaron el ministerio ordenado anglicano y entraron en plena comunión con la Iglesia Católica; cada uno tiene una historia que contar”.

Informó que, si bien en la década de 1990 algunos conversos recibieron compensación económica de la Iglesia de Inglaterra, “ninguno de los que llegaron en el siglo XXI trajo consigo apoyo financiero alguno”, lo que dejó a muchos de ellos dependientes de la asistencia proporcionada por la institución de caridad.

Explica que los exclérigos “renunciaron a sus hogares, ingresos y pensiones garantizadas para convertirse al catolicismo” y que la gran mayoría “se benefició, de alguna manera, del apoyo de la Sociedad de San Bernabé”.

El obispo Waller destacó que el informe identifica dos grandes oleadas de conversiones: la primera, desencadenada por la decisión de la Iglesia de Inglaterra de ordenar mujeres; y la segunda, más intensa, entre 2010 y 2011, tras la visita del papa Benedicto XVI al Reino Unido y la creación del Ordinariato.

Según el obispo Waller, la ordenación de mujeres fue la prueba definitiva de que la unidad anglicano-católica ya no se perseguía seriamente. “Ya no tenía sentido esperar el día en que todos estuvieran en comunión con Pedro y, por lo tanto, se hizo imperativo buscar esta comunión individualmente”. Algunos permanecieron, durante un tiempo, dentro del anglicanismo con la esperanza de una solución colectiva; una esperanza que encontró respuesta en la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, de Benedicto XVI. El obispo Waller enfatizó que el documento se promulgó gracias al “deseo de algunos anglicanos de buscar una solución colectiva y a la increíble generosidad del papa Benedicto XVI”.

El Ordinariato, como él lo describió, es “mucho más que una forma alternativa de entrar en la plena comunión”, y el papa Benedicto XVI lo consideraba “profético… el único modelo de ecumenismo realizado en Occidente”.

Él también destacó las altas exigencias impuestas al clero que ingresaba al Ordinariato en sus primeros años. La rapidez de las ordenaciones, que a veces generaba frustración entre quienes se formaban en las diócesis, no era señal de un nivel inferior, sino una necesidad pastoral para que los sacerdotes pudieran seguir acompañando a sus comunidades. “Aquellos días estuvieron llenos de gracia, pero también de considerables sacrificios”, recordó, con el clero “cambiando de casa”, sustentando a sus familias, asumiendo tareas parroquiales o de capellanía y, al mismo tiempo, participando en su formación continua.

El obispo Waller apuntó que el Ordinariato ahora debe centrarse en el apoyo a largo plazo de su clero. “No contamos con los recursos que las diócesis han acumulado a lo largo de los años”, dijo, señalando la necesidad de fondos para formación, enfermedad y jubilación. Aunque se ha recaudado un millón de libras, “no será suficiente”, dado que los sacerdotes del Ordinariato no tienen acceso a los fondos comunes del clero. “Todo saldrá bien, porque Dios provee”, añadió. “Nunca se puede dudar de que el Señor que bendijo el pasado, sin duda bendecirá el futuro”.

(Con información de The Catholic Herald)

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