Por esto buscan preparar los estados pro-aborto para más de esta práctica.
Redacción (22/06/2022 15:50, Gaudium Press) Es muy probable que, a pesar de los ataques a centros pro-vida, al vandalismo a iglesias católicas, la presión absurda del ejecutivo y la de buena parte del legislativo sobre la Suprema Corte de los Estados Unidos, este organismo falle el litigio Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization en un sentido que virtualmente anulará la sentencia Roe vs. Wade de 1973, que abrió la puerta al aborto en ese país.
Esa perspectiva – de un hecho que puede suceder rápidamente, pues se espera el fallo para los próximos días – está ocasionando un movimiento duplo en los estados de la unión americana.
Por una parte, y como reporta el National Catholic Register “los estados pro-vida se mueven para prohibir o restringir el aborto en previsión de un fallo favorable de la Corte Suprema de EE. UU. este mes”. Pero asimismo, “los estados favorables al aborto se están moviendo para hacer que los abortos sean más fáciles de conseguir”.
‘Creatividad’ en favor de la causa abortista
Estos últimos, los estados pro-aborto, están siendo “creativos” en ese fin.
En el repertorio de medidas que están tomando, se incluye abolición de estatutos existentes que favorecen a la vida, aumento de los fondos públicos para el aborto, y autorización a personas no médicas para realizar abortos, según expresa Connor Semelsberger, director de asuntos federales para la vida y la dignidad humana en el Family Research Council, entidad conservadora de defensa pro-vida.
Actualmente 16 estados pagan los costos totales de los abortos para mujeres pobres, a través de sus programas Medicaid. Pero esa realidad algunos la quieren aumentar.
Por ejemplo, en Massachusetts, donde el estado ya paga los abortos de las mujeres pobres, algunos legisladores están haciendo sus movimientos para que se dé dinero público a fondos privados, que sirvan para pagar los abortos de las mujeres no tan pobres para calificar al Medicaid. Algunos quieren destinar U$ 2 millones para ese fin.
En otros estados como Oregon, lo que se quiere es facilitar que mujeres de estados pro vida viajen hasta allá para practicarse un aborto. Algo como establecer un paraíso abortista. Para ello legisladores estatales aprobaron en febrero un fondo para organizaciones sin ánimo de lucro que sirva en el pago de gastos relacionados con el aborto, incluyendo gastos de viajes para mujeres fuera del estado.
En California el gobernador Gavin Newsom ha propuesto destinar U$40 millones en subvenciones a los proveedores de servicios de aborto para pagar los abortos de mujeres que tienen “ingresos bajo y moderados” pero que no llegan a calificar al Medicaid.
Enmiendas a las legislaciones
En Vermont, los votantes decidirán el próximo noviembre si agregan a la legislación vigente “un derecho a la autonomía reproductiva personal” que dificultaría en el futuro la aprobación de cualquier restricción al aborto. En California el asunto es más explícito y para las elecciones estatales de noviembre próximo los votantes podrán votar en favor de una enmienda a la Constitución del estado, que declara un “derecho fundamental a elegir tener un aborto”. Iniciativa muy similar comienza a hacer curso en Michigan.
Pero también está lo ya mencionado, de restringir la normatividad que tenga un sabor a pro vida.
En Colorado, en abril, fue promulgada una “Ley de Eqiuidad en Salud Reproductiva” que dice entre otras coas que un óvulo fertilizado, embrión o feto no tiene derechos individuales.
En Maryland y Washington, como en otros estados, hay movimientos para expandir el número de trabajadores de la salud que puedan realizar un aborto.
En fin, casi que independiente del próximo fallo de la Corte Suprema, se puede decir que Estados Unidos ya se está rajando por la mitad, aupado en eso por el cada vez más candente debate del aborto.
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