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El tema ‘Cardenal Becciu’ no hace sino crecer, en volumen y sensacionalismo.
Roma (07/10/2020 11:33, Gaudium Press) El tema ‘Cardenal Becciu’ no hace sino crecer, en volumen y sensacionalismo, por lo que hay que ir siempre con pies de plomo y con ánimo equilibrado, para no caer en pre-juzgamientos, en sesgos.
Ahora los titulares son ocupados por los que ya algunos, de forma impropia y amarillista, llaman peyorativamente como otra ‘Matahari’ del vaticano.
Se trata de Cecilia Marogna, italiana, quien tiene una empresa – la Logsic, D.O.O. – con sede en Eslovenia, esta república nacida de la fragmentación de la antigua Yugoeslavia con tantas relaciones con Italia.
La dama, de 39 años, acepta que recibió entre 500.000 y 600.000 euros provenientes de la Secretaría de Estado vaticana, por un espacio de 4 años, en envíos de dinero determinados por el Cardenal Angelo Becciu, hasta hace poco prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Las suspicacias aumentan porque Marogna es también de Cerdeña, como el Cardenal, y porque entre las cosas en que se habría gastado los euros hay lindas carteras Prada y Chanel, además de otros objetos de lujo.
Marogna se defiende
Se le hacen críticas “porque hago bien mi trabajo y siempre mantengo la discreción y la confidencialidad”, expresó Marogna al diario italiano Domani.
¿Y cuál era ese trabajo? – Construir “redes de alto nivel” en países de riesgo y zonas como Medio Oriente y África.
“Hice un mapeo de las misiones, de las diócesis más remotas. Un trabajo que el Vaticano nunca había hecho: las nunciaturas ciertamente no informan sobre geopolítica ni análisis de datos sobre el territorio”, afirmó, algo que debería ser mejor expresado, pues es cierto que un buen diplomático, como sabemos son los nuncios, debe estar bien enterado de lo que ocurre en su jurisdicción, no sólo en el campo religioso, sino también el político, el económico, el cultural. Y que hacer un mapeo de las ‘misiones’, pues, no parece algo tan difícil.
¿Y las carteras Chanel y demás? “Se usaron para crear relaciones de cooperación”, dijo.
“Estamos hablando de pocos cientos de miles de euros gastados en más de cuatro años”, afirmó Marogna. “Y las transferencias que mi empresa recibió del Vaticano también incluían mi salario. Perdón, no soy como un misionero. ¿Podré cobrar por el trabajo que hice? Entre viajes y pagos varios, ¿con cuánto dinero me puedo quedar? Piénsalo, vamos”, expresó.
Dice que usa un auto con 10 años ya de servicio, y que vive en un apartamento alquilado, lo que muestra que no se enriqueció con la operación.
Sobre si el dinero que recibió se usó para pagar liberaciones de clérigos secuestrados, afirmó que era “consciente de esas situaciones. Puedo haber tenido información sensible sobre esto, pero no es como si yo estuviese yendo hasta los terroristas a tomar el rehén”. “Puedo hablar con intermediarios para intentar resolver situaciones. Pero puedo decirle también que Becciu y yo no éramos los únicos que dirigíamos ciertos negocios”. Y niega que ese dinero haya sido para pagar rescates.
Declaraciones – en fin – que insinúan, que podrían ser un intento justificativo, que quieren extender los ‘ciertos negocios’ a otros personajes ciertamente vaticanos, pero que no aclaran enteramente, en un ambiente en el que la opinión, y especialmente la católica está demasiado sensible sobre el destino del dinero de las viudas y los pobres. Quienes merecen, como lo dijo recientemente el Secretario para la Economía de la Santa Sede, que todo sea claro como un vaso con agua cristalina.
En fin, serán otros elementos a alimentar la investigación judicial que ya existe sobre la administración del Cardenal Becciu. (SCM)
(Con información de The Boston Pilot)
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