El sacerdote monfortiano falleció a los 80 años tras una vida dedicada a combatir la usura y defender a las víctimas del crimen organizado en Matera.
Foto: MateraNews
Redacción (11/09/2025 10:09, Gaudium Press) El pasado 29 de agosto falleció a los 80 años el padre Basilio Gavazzeni, sacerdote monfortiano — congregación religiosa católica fundada por San Luis María Grignion de Montfort —y figura clave en la lucha contra la usura y las mafias italianas. Con su partida, Matera y toda Italia despide a un hombre muy sencillo y valiente, que dedicó su vida a defender a los más débiles de la violencia y la extorsión. “Es un ejemplo, un camino abierto para todos y un legado que no podemos desperdiciar”, se escuchó en la misa exequial.
De Verdello a Matera
Nacido en Verdello, provincia de Bérgamo, el 7 de julio de 1945, apenas dos meses después del fin de la Segunda Guerra Mundial, Basilio mostró desde joven un carácter firme y aguerrido. A los 26 años, en 1971, fue ordenado sacerdote en la Congregación de los Monfortianos. Su inclinación social lo llevó a abrazar con entusiasmo destinos pastorales en regiones pobres y olvidadas, donde pronto se enfrentaría con una realidad dura: el avance del crimen organizado.
En la región de Basilicata, cuya capital es Matera, cuna de la llamada quinta mafia, Don Basilio desplegó una intensa labor cultural, social y evangelizadora. No tardó en convertirse en un referente incómodo para los criminales.
Un sacerdote incómodo para la mafia
El padre Basilio denunciaba abiertamente las prácticas de los usureros, quienes se aprovechaban de familias desesperadas y pequeños empresarios al borde de la ruina. “El usurero no es un fantasma. Es tu vecino de al lado. Y el silencio es su mejor aliado”, advertía.
Sus homilías eran directas, sin adornos, a veces duras, pero siempre iluminadas por la fe. Los medios italianos lo describen como un hombre rudo, directo y sin florituras, que jamás aceptó convertirse en un sacerdote complaciente.
No se limitó a palabras: como presidente de la Fundación Lucana Antiusura “Mons. Cavalla”, denunció públicamente a prestamistas, sus vínculos con las mafias y la vulnerabilidad de los más pobres. En más de una ocasión puso incluso de su propio bolsillo dinero para salvar a personas atrapadas en las redes de la usura.
Un atentado en 1994
La coherencia de su vida tuvo un precio. La noche del 6 de mayo de 1994, un artefacto explotó en la puerta de la parroquia de Santa Inés, destruyendo gran parte del edificio. Era la vendetta de quienes querían acallar su voz.
Pero el sacerdote no se dejó amedrentar. Con la ayuda de dos hermanos, reconstruyó una iglesia aún más grande, con espacios culturales, formativos y deportivos. “Me siento indignado y me rebelo contra quienes intimidan a otros”, declaró.
Ni siquiera las acusaciones y procesos judiciales posteriores —de los que salió absuelto— lograron apartarlo de su misión. Continuó atendiendo a víctimas de la adicción, defendiendo a empresarios arruinados y acompañando a familias golpeadas por el miedo.
Una pastoral que incomodaba, pero también transformaba
El arzobispo de Matera-Irsina, Benoni Ambarus, lo recordó como un luchador intenso que jamás cedió ante el desgaste ni el código de silencio de la mafia. “Nunca tuvo miedo a decir la verdad. Su estilo pastoral es un modelo, una pastoral dispuesta a llegar a los demás, a los lejanos y vulnerables. Es un testimonio creíble y coherente de un Evangelio encarnado”, afirmó.
Su legado no solo fue espiritual, sino también estructural: ayudó a crear redes antiusura en diversas diócesis, impulsó salas de conferencias y espacios comunitarios, y contribuyó a la aprobación de la histórica Ley 108/96, la primera legislación integral contra la usura en Italia.
Fe hecha acción
El Consejo Nacional Antiusura recordó algunos hitos de su lucha:
• En 1970 descubrió que su propio sacristán practicaba la usura. Fue una primera advertencia que marcaría su vida.
• En 1992 ayudó con dinero de su propio bolsillo a un contratista desesperado, salvándolo de los usureros.
• En 1993 conoció al padre Massimo Rastrelli y aprendió que la lucha no podía quedarse en la caridad personal, sino que debía convertirse en un esfuerzo institucional.
• En enero de 1994 fundó el Comité Lucano Antiusura.
• En mayo de ese mismo año, tras animar a una viuda a denunciar a un usurero, su parroquia fue atacada con explosivos.
• En noviembre de 1994 se fundó oficialmente la Fundación Vincenzo Cavalla Lucana, con su impulso decisivo.
Cada paso consolidó un verdadero manual de batalla contra la mafia: valentía para denunciar, estructuras para prevenir, y esperanza para reconstruir comunidades.
“Cuando se vive según el Evangelio, nada es casualidad”
El sociólogo Maurizio Fiasco lo describió como “el último profeta verdadero” contra la usura, alguien que “captó profundamente las dimensiones de un mal humano universal”.
Por su parte, el padre Marcello Cozzi hizo una reveladora comparación: “El mismo día que falleció, hace 34 años, fue asesinado Libero Grassi, el empresario que nunca cedió a la extorsión. En definitiva, toda esta batalla nuestra comenzó allí, y creo que cuando se vive según el Evangelio, nada es casualidad”.
La ciudad lo despide, la historia lo abraza
Tras su muerte, el alcalde de Matera, Antonio Nicoletti, lo definió como “un gran hombre, un ejemplo de valentía, una voz indomable que se extrañará, pero que perdurará en las obras, las palabras y el amor que sembró”. La administración local se comprometió a apoyar las actividades de la Fundación Antiusura que dirigió hasta su último día.
Hoy, Matera —esa ciudad excavada en la roca, testigo de siglos de fe y resistencia— despide a un sacerdote que no se dejó vencer por el miedo ni por las amenazas. El padre Basilio Gavazzeni deja tras de sí un camino trazado con coherencia, sacrificio y amor al Evangelio. Un legado que, como él mismo habría dicho, no podemos permitirnos ignorar.
Con información de Religión en Libertad
Deje su Comentario