Llegan reportes de que el régimen Ortega prohíbe que se mencione al Obispo de Matagalpa en misas, y que detiene al sacerdote que lo haga.
Redacción (24/02/2023 10:35, Gaudium Press) Reporta la Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) lo dicho por diversos medios de comunicación, de que la dictadura nicaraguense estaría ahora deteniendo y amonestando a sacerdotes que mencionan en sus celebraciones al perseguido obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez.
“Al menos dos sacerdotes habrían sido detenidos en Madriz y en Nueva Segovia por mencionar o rezar por el obispo durante sus celebraciones dominicales”, expresa ACN en su reporte: mencionar al Obispo de Matagalpa en las liturgias, inclusive para expresar algo tan comprensible y neutro como una oración por sus intenciones, se ha tornado “una actividad prohibida” en la sufrida nación centroamericana.
Pero la furia de Ortega no se descarga solo contra Obispos o sacerdotes, sino que ahora la emprende contra la propia institución del Papado.
Reportaba El País del 21 de febrero los improperios que esa misma tarde dirigía el dictador sandinista contra la propia cúpula de la Iglesia en cadena nacional y durante un acto en memoria de Sandino. Ortega, versión historiador, afirmó que “el papado le dio todo el apoyo a [Benito] Mussolini, aliado de [Adolf] Hitler”.
“Los obispos, los curas, los papas son una mafia. Miren cuántos crímenes han cometido. Crímenes por tener regulaciones absurdas. Que comenten en el campo financiero, por malversar millones. Cargamos con esos horrores de quienes se presentan como santos”, dijo. De sus afirmaciones, en esta ocasión, no excluyó al Papa actual, en contravía de intentos anteriores de mostrarse en sintonía con Francisco.
Tenemos pues, a un tirano enfurecido, enquistado con violencia en el poder, perseguidor no solo de sus contradictores políticos sino de cualquiera que ose levantar alguna objeción contra sus ucases y fulminancias, que ha expulsado de su país ya a un nuncio (Mons. Sommertag), a un obispo (Mons. Báez), a las dulces y benévolas hermanitas de la Madre Teresa, que encarcela a un obispo y deporta sacerdotes sin ninguna justificación, que denigra reiteradamente de la Iglesia y difunde calumnias de su Historia usando los recursos del poder, y que ahora quiere determinar a la Iglesia qué puede y qué no puede rezar y por quien puede implorar en sus liturgias: ¿No es la hora de una declaración de excomunión, a alguien que aún se sigue presentando como cristiano-católico?
Algunos cánones
De hecho, el canon 1370 del Código de Derecho Canónico reza que aquel que atenta físicamente “contra quien tiene el carácter episcopal, incurre en entredicho latae sententiae”, y quien “usa de violencia física contra otro clérigo o religioso, en desprecio de la fe, de la Iglesia, de la potestad eclesiástica o del ministerio, debe ser castigado con una pena justa”.
Expresa además el canon 1373 que “Quien suscita públicamente la aversión o el odio de los súbditos contra la Sede Apostólica o el Ordinario, con el motivo de algún acto de potestad o de ministerio eclesiástico, o induce a los súbditos a desobedecerlos, debe ser castigado con entredicho o con otras penas justas”.
A la objeción de que una declaración de excomunión endurecería aún más la persecución a la Iglesia en Nicaragua, muchos ya responden que si Ortega no la ha emprendido más duramente es por miedo a la viva catolicidad aún presente en el pueblo, y que una declaración de excomunión terminaría de abrirle los ojos a los católicos que aún tengan sus dudas o quieran realizar componendas interesadas con un régimen que persigue a la Iglesia. El tema cada vez más queda planteado. (SCM)
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