domingo, 24 de noviembre de 2024
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Nigeria: hombres armados secuestran a otro sacerdote católico y Arzobispo necesita perros guardianes

El secuestro del P. Maduka es el último de una serie.

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Foto: Vatican News

Redacción (23/05/2023 15:03, Gaudium Press) El P. Jude Kingsley Maduka, de la parroquia de Cristo Rey, de la diócesis católica de Okigwe, en el estado de Imo, Nigeria, fue secuestrado el pasado 19 de mayo, mientras visitaba una capilla recién construida para la adoración eucarística en el pueblo de Okigwe.

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P. Jude Kingsley Maduka/ Diócesis de Okigwe

Este secuestro es el último de una larga serie en el populoso país de África Occidental, donde los secuestros de católicos se han convertido en algo común.

Según los datos comunicados a Fides por la Iglesia en Nigeria, entre 2021 y 2022, cinco sacerdotes fueron secuestrados solo en la diócesis de Okigwe.

El secuestro se ha convertido en una gran amenaza y desafío de seguridad en Nigeria, que durante más de diez años también ha experimentado la insurgencia de Boko Haram, atacando a cristianos, iglesias e instituciones estatales.

El grupo terrorista tiene como objetivo derrocar al gobierno secular de Nigeria y establecer un estado islámico. Desde su lanzamiento en 2009, más de 35.000 personas han muerto en el norte de Nigeria y casi 2 millones han sido desplazadas.

El arzobispo necesita perros guardianes

Según un informe de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIS), el arzobispo Matthew Ndagoso de Kaduna, en el centro-norte de Nigeria, dirige una de las diócesis más peligrosas del mundo. De hecho, ocho sacerdotes de la diócesis han sido secuestrados en los últimos tres años: cuatro han sido liberados, uno sigue desaparecido y tres fueron asesinados por sus captores.

A pesar del peligro, Mons. Ndagoso continúa con su misión. “Tengo cinco perros, así que puedo dormir tranquilo por la noche”, explica. Solo viaja con una escolta armada, a lugares cuidadosamente vigilados, porque un obispo sería una presa demasiado tentadora para los bandidos. “A menudo pasamos al lado de vehículos en la carretera que han sido atacados, y es un recordatorio de que esto nos puede pasar en cualquier momento”, dijo el arzobispo a AIS.

La inseguridad se ha convertido en parte de la vida cotidiana de los nigerianos. Los sacerdotes tienen que sopesar cada movimiento para considerar si vale la pena correr el riesgo. “La fe necesita ministros, pero sabemos que corremos riesgos cada vez que enviamos a alguien a alguna parte. Estamos volviendo a los primeros días de la Iglesia”, dijo el obispo Ndagoso.

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