sábado, 23 de noviembre de 2024
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Nuestra Señora Auxiliadora y el poder de una jaculatoria

Unos días antes de la fiesta de María Auxiliadora, el 24 de mayo, San Juan Bosco invitó a sus alumnos a beneficiarse de la fuerza y el cariño con que María Santísima ayuda a cada uno de sus hijos.

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Redacción (24/05/2024 14:54, Gaudium Press) Unos días antes de la fiesta de María Auxiliadora, el 24 de mayo, San Juan Bosco invitó a sus alumnos a beneficiarse de la fuerza y ​​el cariño con que María Santísima ayuda a cada uno de sus hijos. Estas son las conmovedoras palabras del santo, reproducidas en sus memorias biográficas.

Recomiendo, con toda mi alma y con todo mi ser, que cada uno de vosotros ore a María Santísima en esta novena. Esta Madre compasiva nos concede fácilmente las gracias que necesitamos, especialmente las espirituales. Ella es muy poderosa en el Cielo, y cada gracia que pide a su Pequeño Divino Hijo pronto le será concedida.

La Iglesia nos demuestra el poder y la bondad de María en el himno “si buscáis las puertas del cielo, invocad el nombre de María”. Si para entrar en el Paraíso basta invocar el nombre de María, es necesario decir que Ella es poderosa.

Su nombre es representado como la puerta al Cielo y todo aquel que desee entrar allí debe acudir a María.

Invocar siempre a María Auxiliadora

Acudamos a Ella, especialmente para que nos ayude en el momento de la muerte. De hecho, la Iglesia nos dice que María sola es terrible, como un ejército en orden de batalla, luchando contra los enemigos de nuestra alma.

Nossa senhora auxiliadoraEl mero nombre de María hace que los demonios huyan apresuradamente. Por eso se la llama Auxilium Christianorum – Auxiliadora de los cristianos, tanto contra los enemigos externos como internos.

A Ella debemos encomendarnos; por eso os recomiendo todo lo que sé y puedo, deseando que mi consejo quede grabado en vuestra mente y en vuestro corazón, que invoquéis siempre el nombre de María, especialmente con esta jaculatoria: Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis – María, Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros.

Es una oración breve que ha demostrado ser muy efectiva. Ya lo he recomendado a mucha gente y todos, o casi todos, me han dicho que han obtenido buenos resultados. Lo mismo me aseguraron algunos otros que adquirieron la costumbre de rezarlo ellos mismos.

Todos tenemos miserias, necesitamos ayuda. Por tanto, cuando quieras obtener alguna gracia espiritual, toma el hábito de recitar esta jaculatoria.

Por “gracia espiritual” podemos entender que somos liberados de las tentaciones, de las aflicciones del espíritu, de la falta de fervor, de la vergüenza en la Confesión, que hace demasiado dolorosa la acusación de pecados.

Si alguno de ustedes quiere vencer una obstinada tentación, vencer una pasión, escapar de muchos de los peligros de esta vida o alcanzar alguna gran virtud, invoque a María Auxiliadora. Éstas y otras gracias espirituales son las que obtenemos en mayor cantidad y hacen mayor bien a las almas.

La oración debe hacerse con perseverancia y fe

¡A cuántas personas he aconsejado la jaculatoria Maria Auxilium Christianorum, orad pro nobis! A cientos, a miles – del Oratorio y del extranjero – y a todos les recomendé que, si al recitar esta jaculatoria no eran escuchados, vinieran a decírmelo.

Y hasta ahora ninguno de ellos ha venido a decirme que no ha recibido la gracia. Lo digo mal y necesito corregir mi error: hubo alguien, como pasó hoy, que vino a quejarme de que no le habían atendido.

¿Pero sabes por qué? Le interrogué y acabó confesando que, efectivamente, había querido invocar a María, pero luego no la invocó. En este caso, quien falla no es la Virgen María, somos nosotros, al no rezarle.

No es María la que no nos responde, somos nosotros los que no queremos ser atendidos. La oración debe hacerse con insistencia, con perseverancia, con fe, con verdadero deseo de ser respondido.

Una carta a San Bernardo…

Espero que todos ustedes hagan esta experiencia y lleven a sus familiares y amigos a vivirla también. Díganles de mi parte:

“Don Bosco garantiza que, si queréis alcanzar alguna gracia espiritual, os ayudará rezar a la Virgen con esta jaculatoria: Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Por supuesto, es necesario rezarla con las condiciones que debe tener toda oración. Quien no tenga respuesta, dé el gusto a Don Bosco de escribirle al respecto”.

Nossa senhora auxilio dos cristaosSi sé que alguno de ustedes ha orado bien, pero en vano, inmediatamente escribiré una carta a San Bernardo, informándole que se equivocó cuando dijo: “Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que Nunca se supo que alguno de los que han recurrido a tu intercesión, implorado tu auxilio, exigido tu ayuda, haya sido desamparado por ti…”

Puede, sin embargo, estar seguro de que no se me ocurriría escribir una carta a San Bernardo. Y si tal cosa se me ocurriera, el Santo Doctor pronto sabría encontrar algún defecto en la oración del peticionario.

Le veo riéndose de esta idea de enviarle una carta a San Bernardo. Ahora bien, ¿no sabemos dónde está San Bernardo? ¿No está en el cielo?

Seguramente, para llegar a la residencia de San Bernardo, el camión del correo tendría que circular a gran velocidad y quién sabe durante cuánto tiempo.

El telégrafo tampoco solucionaría el problema, porque, aunque la corriente eléctrica recorre una enorme distancia en un instante, no habría cables para llegar hasta allí.

Sin embargo, para escribir a los santos disponemos de un recurso más rápido que los vehículos, el ferrocarril o el telégrafo. Por lo tanto, no tenga miedo de que no reciban nuestras cartas inmediatamente, incluso si el mensajero llega tarde.

De hecho, ahora mismo, mientras les hablo, vuelo en el espacio celestial con mis pensamientos más rápido que el rayo, me elevo por encima de las estrellas, viajo distancias inconmensurables y llego al palacio de San Bernardo, que es uno de los más grandes santos en el paraíso.

Por tanto, realice el experimento que le propuse y, si no obtiene respuesta, no será difícil enviar una carta a San Bernardo.

El diablo ya no tendrá poder sobre usted

Bromas aparte, quiero insistir en que graben en su corazón estas palabras: Maria Auxilium Christianorum, ora pro me – María, Auxiliadora, ruega por mí; que oren así siempre en todos los peligros, en todas las tentaciones, en todas las necesidades; y que pidan a María Auxiliadora la gracia de poder invocarla. Y les prometo que el diablo irá a la quiebra.

¿Saben qué significa esto? Esto significa que el diablo ya no tendrá ningún poder sobre ustedes, no podrá llevarlos a cometer ningún pecado, se verá obligado a retroceder.

Por mi parte, en el Santo Sacrificio de la Misa y en otros ejercicios de piedad, recomendaré a todos al Señor, para que los ayude, los bendiga, los proteja y les conceda sus gracias por intercesión de María Santísima.

(Texto extraído, con adaptaciones, de Revista Arautos do Evangelho, mayo/2019, n. 209.)

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