Hoy ha sido dado a luz el motu propio “Traditionis custodes”.
Redacción (16/07/2021 11:33, Gaudium Press) Hoy ha sido dado a luz el motu proprio “Traditionis custodes”, el cual, según interpretan diversos pensadores católicos, es, al menos en la práctica, una abrogación de la Carta Apostólica Summorum Pontificum de Benedicto XVI, que declaraba que si bien “el Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la «Lex orandi» («Ley de la oración»), de la Iglesia católica de rito latino”, sin embargo “el Misal Romano promulgado por san Pío V, y nuevamente por el beato Juan XXIII”, debía “considerarse como expresión extraordinaria de la misma «Lex orandi» y gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo”. Ahora se declara de modo inequívoco que “los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano”. Eso motiva la pregunta de algunos, de si eso significaría que la liturgia de acuerdo a la forma antigua, aún sería posible de acuerdo a las nuevas disposiciones, pues ya no sería una auténtica expresión de esta lex orandi de la Iglesia.
Summorum Pontificum declaraba que era lícito “celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que nunca se ha abrogado, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia”, y regulaba la celebración en el misal de 1962.
Cambios sustanciales
Con Summorum Pontificum, todo sacerdote de rito latino podía rezar su misa en privado (sin pueblo) en el misal de 1962 o en el misal de 1970 a su buen entender; los Institutos de Vida Consagrada o Sociedades de Vida Apostólica que quisiesen celebrar con el misal de 1962 lo podían hacer con cierta facilidad; cualquier fiel podría asistir a una misa según el misal de 1962; si en una parroquia un grupo de fieles pedía celebrar según el misal de 1962, el párroco “acogerá de buen grado su petición”; el párroco permitiría celebrar según el misal de 1962 en circunstancias particulares, como matrimonios, exequias o celebraciones ocasionales; el párroco podía administrar bautismo, matrimonio, penitencia y unción de los enfermos de acuerdo al ritual anterior, después de considerarlo benéfico para las almas; además de otras disposiciones que favorecían el misal de 1962. Todo eso ha cambiado con Traditionis custodes.
De acuerdo a las nuevas disposiciones de Traditionis custodes es de “exclusiva competencia” del obispo “autorizar el uso del Missale Romanum de 1962 en la diócesis, siguiendo las orientaciones de la Sede Apostólica”. Las misas con la forma de 1962 ya no se celebrarán en las parroquias; el obispo determinará la iglesia y los días de celebración y el celebrante será directamente delegado por el obispo, celebrante que deberá realizar las lecturas en “lengua vernácula” usando las traducciones aprobadas por los episcopados. El obispo “se preocupará de no autorizar la creación de nuevos grupos” con los que se celebre con el misal de 1962, lo que impediría su crecimiento.
Tras el motu proprio Traditionis custodes, los padres ordenados de hoy en adelante que quieran celebrar con el rito antiguo “deberán presentar una solicitud formal al obispo diocesano, que consultará a la Sede Apostólica antes de conceder la autorización”. Y los sacerdotes que ya lo hacen, deben pedir permiso al obispo diocesano para seguir utilizándolo.
Además, los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, “en su momento erigidos por la Comisión Pontificia Ecclesia Dei”, pasarán a depender de la Congregación para los Religiosos, y tanto esta Congregación como la del Culto deben velar porque se cumplan las disposiciones contenidas en el motu propio de hoy.
Francisco afirma que se ha hecho un «un uso instrumental del Missale Romanum de 1962″
En la Carta dirigida a los obispos de todo el mundo acompañando a Traditionis custodes, Francisco afirma que las concesiones de sus predecesores al misal antiguo, eran motivadas sobre todo “por el deseo de favorecer la recomposición del cisma con el movimiento liderado por el arzobispo Lefebvre”. Pero que le apena ver que se ha hecho “un uso instrumental del Missale Romanum de 1962, cada vez más caracterizado por un creciente rechazo no sólo de la reforma litúrgica, sino del Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que traicionaba la Tradición y la ‘verdadera Iglesia’”.
Ese “es un comportamiento que contradice la comunión, alimentando ese impulso hacia la división… contra el que el apóstol Pablo reaccionó con firmeza. Es con el fin de defender la unidad del Cuerpo de Cristo que me veo obligado a revocar la facultad concedida por mis predecesores”, expresa Francisco.
Es pues Traditionis custodes, claramente, un deseo de restringir fuertemente el uso de la forma extraordinaria de Rito Romano. En la carta de presentación del documento queda clara la razón por la cual se ha hecho este motu proprio. Tras las respuestas de los obispos al cuestionario sobre la aplicación del Summorum Pontificum, Francisco dice que “se ha revelado una situación que me causa dolor y preocupa, confirmándome en la necesidad de intervenir”. Así, en “el ejercicio del mi ministerio al servicio de la unidad, asumo la decisión de suspender la facultad concedida por mis predecesores”. Dos principios rigen el documento: dar un tiempo para aquellos que son ligados a la forma celebrativa precedente para que retornen a la forma actual e interrumpir la erección de nuevas parroquias personales, por el simples arbitrio del sacerdote y no de un grupo de fieles.
Según la carta de presentación del documento la autorización de uso del Misal antiguo fue otorgada, antes de todo para “favorecer la recomposición del cisma con el movimiento guiada por Mons. Lefebvre”. A pocas horas de publicado Traditionis custodes ya surgen numerosas reacciones de diversos tipos, siendo muy visibles las de estamentos afectos a los rituales antiguos, que lamentan con fuerza las restricciones desde hoy vigentes. Sin embargo, las fraternidades ligadas a la forma dicha “tridentina” aún no se han pronunciado oficialmente.
El motu proprio entra en vigor hoy mismo, fiesta de la Virgen del Carmelo, sin cualquier vacatio legis.
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