viernes, 22 de noviembre de 2024
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Nuevo Cardenal Arzobispo de Argel: hay que sacarse “la idea de que tenemos que evangelizar”

Se siguen criticando posicionamientos del nuevo cardenal, Mons. Vesco.

JP Vesco

Foto: École biblique et archéologique française de Jérusalem

Redacción (11/10/2024 11:19, Gaudium Press) Al lado de la alegría que genera que un jerarca sea elevado a la púrpura cardenalicia, aquí y allá se levantan voces que cuestionan posicionamientos de algunos de los nuevos purpurados, como es el caso del nuevo Cardenal Arzobispo de Argel, Mons. Jean Paul-Vesco.

Mons. Vesco, que recibirá la birreta roma el próximo día de la Inmaculada, nace en Lyon en 1962. Antes de entrar a la Orden de Predicadores en 1995, se licenció como abogado y ejerció la profesión en París durante siete años.

Entre sus encargos importantes, hubo de refundar la presencia dominica en Tlemecén, Argelia, después del asesinato de Mons. Claverie. En el año 2010 fue elegido provincial de los dominicos de Francia, y en 2012 es elegido por el Papa Benedicto como Obispo de Orán. Después de 9 años al frente de esa sede, es escogido como Arzobispo de Argel, y ahora como uno de los 21 nuevos cardenales de la Santa Romana Iglesia.

Sin embargo, no pocos de sus posicionamientos públicos ha sido objeto de críticas, como por ejemplo cuando en febrero de 2022 declaraba a Cath.ch que había que deshacerse “de la idea de que tenemos que evangelizar, de que tenemos que llevar a los demás a nuestra verdad, y al mismo tiempo aceptar que quizás también hay una parte de la verdad en el Islam que se nos escapa”, algo que no se compagina con las palabras de Cristo, quien es el camino, la verdad y la vida.

Para el nuevo Cardenal, conversión es un término obsoleto, y el bautismo, dispensable: “la evangelización se realiza en la fraternidad y no en la conversión. ¡Esto es revolucionario! En cierto modo, afirma que el bautismo no es la condición de la salvación”, algo que también se contradice con las palabras de Cristo: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19); “Entonces les dijo: ‘Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará”. (Mc 16, 15-16)

El nuevo Cardenal Arzobispo de Argel también hace caso omiso de la enseñanza de Juan Pablo II, quien cerró la cuestión del orden sacerdotal a las mujeres. En abril de este año declaraba a l’Osservatore Romano que le parecía “imposible privar a los fieles, y por tanto a mí mismo, de la recepción femenina de la Palabra de Dios. Ninguno de los argumentos esgrimidos me ha convencido jamás”. Su posicionamiento a favor del diaconado femenino estaría aupada por el pensamiento de que “a falta de una mayor participación de las mujeres en roles de responsabilidad y visibilidad, nuestra Iglesia corre paradójicamente el riesgo de convertirse en una Iglesia obsoleta, no atemporal sino anacrónica y anticuada en su organización”, algo muy parecido a caminar con el espíritu de los tiempos, que muchas veces es el espíritu del mundo.

En esa misma línea, el nuevo Cardenal ve la difusión de la ‘sinodalidad’ como la prevalencia de una “cultura democrática” al interior de la Iglesia, en la que los protestantes llevan mucha ventaja a los católicos, desconociendo la agonía del protestantismo en Europa: “los protestantes] tienen esta cultura democrática, es decir sinodal, en la sangre, y sin duda tenemos mucho que aprender de ellos”. “La dinámica sinodal no se detendrá, se extenderá y difundirá a todos los niveles de la Iglesia, sin poner en duda, sin embargo, su estructura sacramental”.

Por lo demás, en varios medios de información se sugiere la hipótesis, de que el hecho de solo haber sido escogido para el próximo consistorio un nuevo Cardenal africano (Costa de Marfil), además de la escogencia del Cardenal Arzobispo de Argel, que tiene posiciones como las de arriba contrarias a la casi totalidad de los obispos africanos, pueda ser una respuesta a la oposición casi unánime del episcopado africano a las tesis de la declaración Fiducia Supplicans.

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