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Mons. Eterovic volvió a advertir contra la creación de los llamados consejos sinodales que subvertirían la forma de gobierno de la Iglesia.
Mons. Eterovic
Redacción (28/02/2023 15:43, Gaudium Press) Las cosas ya llegan al límite, en todo lo relacionado al llamado Camino sinodal alemán. Y los que quieren mantenerse fieles a la Iglesia romana, lo sienten.
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Hace unas pocas horas se difundía la noticia de que el decano (Arcipreste) de Bonn Wolfgang Picken, ha renunciado a su mandato de participación en ese sínodo local, porque aunque si bien es cierto la Iglesia necesita reformas, también su conciencia le dictaba que “no puedo apoyar la falta de apertura con la que se llevan a cabo muchos debates en el Camino Sinodal y numerosas propuestas de reforma que abandonan con demasiada ligereza la unidad con la Iglesia universal”. Es decir, el Arcipreste Picken –que representaba en el Camino sinodal al consejo de sacerdotes de la Archidiócesis de Colonia– quería seguir manteniéndose en comunión con la Iglesia del apóstol Pedro.
Pero ahora, y más importante, sale a la luz la advertencia hecha por Mons. Nikola Eterovic, Nuncio en Alemania, al inicio de la Asamblea de la Conferencia Episcopal Alemana ayer, en el sentido de que la Santa Sede excluye de forma categórica el establecimiento de los llamados “Consejos sinodales”: son estos son órganos de gobierno efectivo –no meramente consultivos– mixtos, es decir, compuestos por laicos y clérigos, elegidos en sistema democrático por un período determinado, con un poder de supervisión global, algo que subvertiría el poder jerárquico de gobierno en la Iglesia, limitando el ámbito de gobierno de obispos y de la cabeza de la Iglesia el Papa.
Además, ante interpretaciones diciendo que el Vaticano no habría prohibido los Consejo sinodales a nivel diocesano o parroquial, Mons. Eterovic recalcó que “se me ha pedido de oficio que aclare que, después de una interpretación adecuada del contenido de esta carta [vaticana], ni siquiera un obispo diocesano puede establecer un consejo sinodal a nivel diocesano o parroquial”.
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Según declaró ‘auto-incriminándose’ en septiembre pasado el Camino sinodal, ese Consejo sinodal de nivel federal tomaría “decisiones fundamentales de importancia supra-diocesana, sobre la planificación pastoral, las cuestiones de futuro de la Iglesia y las cuestiones financieras”, ratificando así, las sospechas de que su carácter lejos de ser simplemente asesor, es decisorio.
Noticiaba Gaudium Press el 24 de enero pasado la Carta enviada por el Cardenal Secretario de Estado Parolin al presidente del episcopado alemán, Mons. Georg Batzing, diciendo “que ni el Camino Sinodal, ni ningún organismo establecido por él, ni ninguna conferencia episcopal tiene competencia para establecer el ‘Consejo Sinodal’ a nivel nacional, diocesano o parroquial”, Consejo Sinodal que “parece situarse por encima de la autoridad de la Conferencia Episcopal y sustituirla de facto”, así como la autoridad de los obispos en sus diócesis. La advertencia ahora de Mons. Eterovic refuerza lo dicho por el Cardenal Parolin.
Como también se recordará, a las advertencias del Cardenal Parolin respondía la Conferencia Episcopal alemana diciendo que los temores de Roma no tenían justificación, que el hipotético futuro Consejo Sinodal se moverá dentro del derecho elesiástico vigente. En pocas palabras, que seguirán adelante. En el mismo sentido también habló Mons. Georg Batzing al inicio de esta Asamblea general del episcopado alemán, diciendo que ya había respondido a la Carta del Vaticano con su propia carta la semana pasada.
¿Qué va a pasar?
Sobre lo que va a ocurrir con la Iglesia en Alemania, especialmente teniendo en vista la próxima asamblea del Camino sinodal de marzo, parece bien completo el resumen de escenarios posibles realizado por Nuevo Comienzo, un grupo de antropólogos, filósofos, teólogos y periodistas católicos:
Un primer escenario de que el Camino sinodal alemán vuelva atrás, algo improbable.
Un segundo escenario que ellos llaman de “cisma sucio”, tipo velado. “En este escenario, el Camino Sinodal adopta todas las ponencias según lo previsto y sin contemplaciones, sin abordar el contenido de las numerosas objeciones romanas. También se ignora la instrucción de Roma del 16 de enero de 2023 y se prepara la instalación de un Consejo sinodal y se institucionaliza un órgano permanente con competencias poco transparentes”. “Formalmente, se invoca la crítica para actuar conforme al derecho canónico y sin vincular ni obligar a los obispos, para no dejar que se manifieste formalmente un cisma”, indican. “No obstante, las decisiones serán aplicadas en el curso de una ‘auto-obligación voluntaria’ por los obispos en sus diócesis”.
Y el tercer escenario, “que se produzca un cisma manifiesto. En éste, todas las exigencias del Camino Sinodal, incluidas las cismáticas, son decididas y aplicadas por muchos obispos. Si luego se niegan, a pesar de las peticiones romanas, a volver a la unidad en la doctrina y en la disciplina eclesiástica según las directrices romanas, Roma reacciona según el derecho canónico y depone a los obispos”.
Teniendo en vistas las declaraciones de Mons. Batzing, el escenario dos, el del cisma sucio, no abierto sino velado, se configura como el más probable. Sin embargo, las reiteraciones hechas ahora por el Nuncio Eterovic, de que no es posible esos consejos sinodales a nivel diocesano o parroquial, hacen que el velo de legitimidad con que se querría cubrir ese movimiento cismático, sea cada vez más tenue, es decir más de cisma abierto. (SCM)
Con información de Infocatólica
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