El pasado sábado, Mons Robert Barron fue hasta la misión de Santa Ynez, habitada por franciscanos.
Redacción (25/08/2020 09:39, Gaudium Press) El pasado sábado, Mons Robert Barron, obispo auxiliar de Los Ángeles, fue hasta la misión de Santa Ynez, habitada por franciscanos.
Mientras ahí se encontraba, aparecieron manifestantes, para pedir el cliché bárbaro que se ha repetido en varios lugares de los EE.UU. y también fuera de ahí: que se derribara la estatua de San Junípero Serra, creador de esas misiones en California. La estatua de San Junípero de esta misión está en la iglesia del convento.
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Rezaron y entonaron cánticos religiosos
Mons. Barron, y sus compañeros franciscanos, no lo dudaron: tomaron sus rosarios, fueron hasta donde los manifestantes, y empezaron a desgranar Ave Marías y también entonaron cánticos religiosos.
“Fue una respuesta adecuada. No creo que la Iglesia tenga que conformarse con darse la vuelta cuando quieran quitar estatuas de nuestros santos en nuestras propiedades”, dijo después el obispo Barron.
“Cuando vino la protesta después de la Misa, un grupo de frailes entre los que estaban muchos novicios, se quedó aquí: rezamos el rosario y cantamos mientras se desarrollaba la protesta”, explicó el prelado.
Agregó también Mons. Barron que “no nos gusta la manera en la que Junípero Serra ha sido caracterizado”. Al final todo terminó pacíficamente y los frailes tuvieron “un buen día”.
“La verdad histórica es que Serra presionó repetidamente a las autoridades españolas para que trataran mejor a las comunidades nativas americanas”, dijeron recientemente los obispos americanos. “Al trabajar con los nativos americanos, fue un hombre adelantado a su tiempo que hizo grandes sacrificios para defender y servir a la población indígena y trabajar contra una opresión que se extiende mucho más allá de la era de la misión”.
Defensor de la dignidad de los nativos
“Supo testimoniar en estas tierras la alegría del Evangelio. Supo vivir lo que es ‘la Iglesia en salida’, esta Iglesia que sabe salir e ir por los caminos, para compartir la ternura reconciliadora de Dios. Supo dejar su tierra, sus costumbres, se animó a abrir caminos, supo salir al encuentro de tantos aprendiendo a respetar sus costumbres y peculiaridades. Aprendió a gestar y a acompañar la vida de Dios en los rostros de los que iba encontrando haciéndolos sus hermanos”, dijo el Papa Francisco durante su canonización en el año 2015.
Y añadió entonces: “Junípero buscó defender la dignidad de la comunidad nativa, protegiéndola de cuantos la habían abusado. Abusos que hoy nos siguen provocando desagrado, especialmente por el dolor que causan en la vida de tantos”.
Con información de Alfa y Omega
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