Mons. Rubén Jaramillo Montoya se subió a un carro de bomberos y recorrió la principal calle de la población.
Bogotá (12/02/2021 12:43, Gaudium Press) Mons. Rubén Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura en Colombia, una vez más se ha subido a un carro de bomberos, esta vez para rociar con agua bendita la calle principal de la ciudad, azotada por la violencia ligada al narcotráfico. Ocurrió el pasado miércoles 10 de febrero.
El gesto del prelado también fue acompañado por una cadena humana de miles de residentes, quienes portando trajes blancos y llevando mascarillas, hicieron una línea de varios kilómetros de largo que cubría buena parte de la ciudad.
“Es una forma de reconocer que hay maldad en esta ciudad, pero que queremos que se vaya” dijo Mons. Jaramillo, quien explicó que además “estamos implorando a las personas de las pandillas que abandonen sus armas”.
Ruta de narcotráfico
Buenaventura, el principal puerto colombiano en el Pacífico, se ubica en una intercesión de caminos y vías fluviales, que lo hace lugar codiciado por los narcotraficantes.
El uso del sacramental por parte del obispo de Buenaventura hizo parte de un conjunto de manifestaciones de la población que buscaban llamar la atención del gobierno central acerca de la situación de violencia, y la necesidad de inversión para generar oportunidades de trabajo.
Mons. Jaramillo dice que la ola de violencia reciente lo ha obligado a mover la misa de 7 pm a las 5 pm, pues los residentes sienten temor a la noche. Incluso las pandillas envías mensajes vía Whatsapp advirtiendo que quien permanezca en las calles en la noche se deberá atener a las consecuencias.
“Hemos tenido trabajadores que abandonaron los sitios de construcción porque recibieron amenazas”, explicó Mons. Jaramillo. “En algunos barrios también se nos ha pedido que paguemos a las pandillas si queremos seguir construyendo”.
Dice el obispo que se debe combatir la corrupción para que los recursos del Estado sean bien empleados, pero también que los integrantes de bandas sepan que deben emprender caminos diferentes.
“Necesitamos mostrar a las personas violentas que rechazamos sus decisiones”, dijo el obispo Jaramillo. «No queremos más decisiones que conduzcan a la violencia».
Con información de Catholic News Service
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