Mons. Giampaolo Crepaldi, dijo que el coronavirus ha sido «un experimento mundial».
Roma (16/06/2020 15:29, Gaudium Press) En artículo publicado en el Observatorio Internacional Cardenal Van Thuan sobre la Doctrina Social de la Iglesia, Mons. Gianpaolo Crepaldi, Obispo de Trieste en Italia, ha desarrollado importantes tesis y expuesto serias advertencias sobre los días post coronavirus. Son “algunas directrices de acción que, junto a los principios de reflexión y a los criterios de juicio, forman parte de la propuesta de la Doctrina social de la Iglesia”.
Advierte contra el surgimiento de poderes autoritarios supranacionales
Advierte Mons. Crepaldi contra “la posible emergencia de nuevos poderes supranacionales motivados por la necesidad de hacer frente a las emergencias. El coronavirus ha sido un experimento mundial. Es posible que, sobre la base de esta experiencia, se produzcan en el futuro nuevas emergencias, tal vez de tipo ecológico y ambientalista, para motivar la restricción de las libertades y para instaurar formas de planificación centralizada y de control uniformado. Ya hemos tenido demostración durante la pandemia de las fuerzas que empujan hacia un nuevo globalismo basado en un ‘nuevo humanismo’”.
Expresa el prelado que durante la emergencia de la pandemia se han vivenciado restricciones legítimas de la libertad, con “otras no tan legítimas”. “Los datos científicos no siempre han sido utilizados según la verdad, las restricciones y las sanciones a veces no se han aplicado con sentido común y han surgido nuevas formas de autoritarismo político. El próximo futuro deberá ser de libertad verdadera”, expresa.
Advertencia contra el estatismo y la falsa idolatría del Estado
Advirtió igualmente contra la tentación del estatismo, y explicó lo que el Estado nunca llegará a conseguir, basado en la encíclica de Juan Pablo II Centesimus Annus: “El Estado deberá hacer lo que le corresponde para garantizar la seguridad en el sector de la economía y para vigilar sobre la justicia. Sin embargo, es necesario recordar que un nuevo estatismo podría tal vez distribuir recursos de tipo asistencial, pero difícilmente será capaz de promover una recuperación económica y social justa (cf. Centesimus annus, n. 48)”. Particularmente deplora iniciativas como “el ingreso mínimo vital” y los “contratos masivos de empleo público”.
Sobre el sistema sanitario, abogó por la construcción de un sistema “no según el criterio de recentralización”, sino de uno “en clave subsidiaria, basándose en el principio de responsabilidad tanto de las administraciones locales como de los cuerpos intermedios”.
Sobre la libertad de la escuela “fuertemente penalizada durante la pandemia”, afirmó que la propia crisis “ha suscitado un deseo postivio d eescuela parental verdaderamente libre del Estado”.
Acabar la burocracia – Reducir impuestos
Concluye que hay que acabar la burocracia, la cual se ha evidenciado, durante la respuesta de la pandemia, como rígida, llena de errores y lentitud. Igualmente afirmó que hay que reducir impuestos, paralelamente a la reducción de la burocracia: “El sistema fiscal debe ser proporcional a las empresas y las familias, no a los individuos”. Hay que evitar los excesos en los impuestos patrimoniales, cumpliendo lo establecido por la encíclica Rerum Novarum de León XIII: que “la propiedad privada no se vea absorbida por la dureza de los tributos e impuestos”.
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