domingo, 24 de noviembre de 2024
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Obispo en EEUU condena vandalismo contra imágenes de Santos y figuras católicas

Mons. Donald Hying explicó por qué es contraproducente el vandalismo contra los monumentos, incluso desde una perspectiva secular.

San Junípero Serra vandalismo gaudium press

Las imágenes de Santos son sagradas para los católicos y deben ser preservadas del vandalismo. Foto: Mizael Contreras.

Madison (25/06/2020 20:53:23, Gaudium Press) Mons. Donald Hying, Obispo de Madison, Estados Unidos, publicó una declaración sobre el llamado a destruir estatuas y monumentos religiosos en el país. El prelado desmintió que estos actos contribuyan en alguna medida a superar el racismo. «Nuestras estatuas, pinturas, vitrales, templos, iconos y devociones son sagradas para nosotros», recordó el Obispo. «Son sacramentales, bendecidos y sagrados, visibles expresiones del amor de Dios». También afirmó que no puede permanecer en silencio ante un llamado expreso a la violencia y a la destrucción.

Preservar la memoria

El prelado lamentó los actos de vandalismo y el derribo de estatuas a lo largo de todo el país. Dichos monumentos incluyen figuras históricas pero también personalidades católicas como Cristóbal Colón y San Junípero Serra. Como culmen de esta tendencia, denunció el llamado del activista Shaun King a destruir estatuas blancas, entre las que incluyó representaciones de Jesucristo por considerarlas supuestas formas de supremacía racial.

Mons. Hying indicó que conoce profundamente la historia de los Estados Unidos y el sufrimiento de los pueblos nativos y de los africanos traídos como esclavos. «Necesitamos estudiar y conocer esta historia para trascenderla, para aprender de ella y comprometernos con la justicia, la igualdad y la solidaridad». Pero esto, advirtió, requiere recordar y mantener a la vista los memoriales de la historia, positivos y negativos.

«Si permitimos que la historia conmemorativa visual de nuestra nación sea destruida por grupos al azar en un momento actual de ira, ¿cómo vamos a aprender de esa historia?», cuestionó. «¿No sería mejor permitir que toda la historia nuestro país esté plenamente a la vista en toda su complejidad de manera que podamos valorar el patrimonio, nuestra herencia, y simultáneamente criticar las injusticias y pecados del pasado?». Si bien algunas estatuas podrían estar en museos o ser puestas a resguardo, el Obispo descartó que la opción correcta sea permitir que un grupo de vándalos decida por el resto de los ciudadanos.

Vandalismo y sacralidad

Sobre la calificación de las imágenes blancas de Cristo como supuesta supremacía racial, Mons. Hying recordó que la Iglesia emplea representaciones artísticas que inculturan las realidades divinas: «En la Iglesia Católica cada cultura, país, etnia y raza ha reclamado a Jesús y a la Santísima Virgen María como suyos. Nuestra Señora de Guadalupe se apareció a San Juan Diego como mestiza, el arte africano representa a Jesús como negro y las representaciones asiáticas de la Santísima Virgen también toman similaridades tanto de apariencia corporal como frecuentemente vestidos culturales». Por este motivo descartó que representar a Cristo como blanco sea una señal de supremacía, sino una forma espiritual de verlo a través del lente de la propia cultura.

«Ante los comentarios del señor King, como Pastor de la Iglesia no puedo permanecer en silencio; necesito denunciar tal llamado a la violencia y la destrucción», declaró el Obispo, quién recordó la sacralidad de las imágenes que representan a Cristo, a la Santísima Virgen y a los Santos. «Ellas nos recuerdan a Dios, su amor por nosotros en Cristo y la cercanía de lo divino. La iconoclasia secular del momento presente no va a traer reconciliación, paz y sanación. Esta violencia solamente perpetuará el prejuicio y el odio que notoriamente busca terminar».

El prelado recordó el derecho fundamental a la libertad religiosa que no se limita a rendir culto, sino también permite dar testimonio público de la fe a través de los crucifijos e imágenes expuestas en sus propiedades. «No debemos renunciar a nuestra libertad religiosa ante las voces que buscan la destrucción de nuestra presencia pública, la disminución de nuestro culto sacramental y la negación de nuestra creencia en Jesucristo como Salvador del mundo», concluyó Mons. Hying. «Sólo el amor de Cristo puede sanar un corazón herido, no una pieza vandalizada de metal».

Con información de Diócesis de Madison.

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