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La noticia de la incardinación en Koper-Eslovenia del cuestionado ex jesuita Marko Rupnik ya da la vuelta al mundo.
Foto: Wikipedia
Redacción (26/10/2023, Gaudium Press) La noticia de la incardinación en Koper-Eslovenia del cuestionado ex jesuita Marko Rupnik ya da la vuelta al mundo, causando todo tipo de repercusiones. Rupnik ha sido objeto en los últimos meses de múltiples testimonios y acusaciones, como del abuso de cerca de una veintena de religiosas y ex religiosas en la intervenida comunidad Loyola. No se conoce aún si en su nueva diócesis el sacerdote tendrá algún tipo de limitación.
Entre tanto, y en una noticia que hoy es simultánea a la anterior, se difunde ahora una carta de la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores “y Personas Vulnerables”, firmada por Patricia Espinosa Hernández y dirigida a las víctimas del sacerdote.
La carta se dirige específicamente a las víctimas de Rupnik que a su vez publicaron una carta “el pasado 19 de septiembre”. Esa carta de las víctimas (una profesora de psicología en Braga, una doctora en teología, una licenciada en teología y otra en filosofía, y una doctora en derecho canónico), era una reacción a una publicación del vicariato de Roma y a la audiencia concedida por el Papa a la directora de un centro fundado por Rupnik, que muchos entendieron como una defensa del ex jesuita.
La carta, titulada “Rupnik exonerado, las víctimas censuradas y ridiculizadas”, afirmaba que “en estos dos acontecimientos no casuales, incluso en su sucesión en el tiempo, reconocemos que a la Iglesia no le importan en absoluto las víctimas y quienes buscan justicia; y que la ‘tolerancia cero ante los abusos en la iglesia’ era sólo una campaña publicitaria, a la que siguieron acciones a menudo ocultas, que en cambio apoyaban y encubrían a los perpetradores de los abusos”.
Expresaba también la carta que “las víctimas fueron, por tanto, censuradas por no haber sido discretas, sino haber expuesto algo repugnante: su dolor, la manipulación de quienes las defraudaron en nombre de Cristo, del amor espiritual, de la Trinidad. Han expuesto su dolor porque la manipulación y el abuso habían herido para siempre su dignidad. Lo único que han recibido y siguen recibiendo es silencio”.
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Ahora, en la carta a estas víctimas firmada por Patricia Espinosa de la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores [ndr. las traducciones abajo son hechas sobre un texto en italiano publicado por Il Sismografo, que es a su vez una traducción], y con fecha del 8 de octubre pasado, se ofrece a estas víctimas “revisar los procesos y acciones que se llevaron a cabo en su caso particular, para identificar cómo todo esto pudo haber afectado la legitimidad de su reclamo, sus derechos y el apoyo y acompañamiento que no le ha sido brindados”.
“Es importante aclarar que nuestro trabajo se centrará exclusivamente en revisar la calidad, eficacia y eficiencia de la atención brindada a las víctimas (psicológica, médica, espiritual, pastoral, legal), así como los procedimientos canónicamente establecidos durante todo el proceso. Por lo tanto, no tenemos facultad para modificar la sentencia existente, ni para intervenir en las decisiones tomadas por el tribunal y los órganos correspondientes”, expresa la carta.
La misiva tiene expresiones que pueden constituirse en el primer reconocimiento oficial de un órgano vaticano de los abusos cometidos contra ex religiosas por Rupnik, al margen de la excomunión proferida por Doctrina de la Fe en mayo de 2020, excomunión que fue levantada dos semanas después:
“El objetivo de esta revisión -afirma la carta de Espinosa- es garantizar que los procedimientos para ayudar a las víctimas sean justos, transparentes y adecuados para proporcionar un entorno seguro y respetuoso para todos aquellos afectados por el abuso en sus diversas formas, incluido el abuso sexual, y que, confiando en la Iglesia, vinieron adelante para denunciar su terrible experiencia. Sabemos que, como en su caso, abusos de poder, de conciencia y sexuales hay muchos al interior de la Iglesia y por ello es fundamental revisar lo que se está haciendo actualmente y confrontarlo con los protocolos y procedimientos actualmente vigentes para identificar debilidades y proponer recomendaciones adecuadas para futuros casos similares, intentando mejorar el sistema en su conjunto”.
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Tras afirmar que toda la revisión se haría “en modo confidencial”, la carta expresa que si la destinataria “está interesada en participar en la revisión de la Pontificia Comisión, la invito a responder a este correo electrónico. Nos pondremos en contacto con usted para detallar aquello que sea necesario”. (SCM)
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