En un borrador de propuesta al Parlamento Europeo se trata de la regulación de las “sustancias de origen humano”, entre las que se incluyen la vida del niño por nacer.
Redacción (13/11/2024 14:32, Gaudium Press) Ayer martes la Comisión de la Conferencia Episcopal de la Unión Europea (COMECE) y el Katholisches Büro de Berlín expresaron su profunda preocupación por un borrador de una propuesta del Parlamento Europeo sobre la regulación de las llamadas “sustancias de origen humano” (SoHO). Esta expresión, tiene aplicaciones eufemísticas para referirse a la vida humana no nacida.
El documento de COMECE hace hincapié en la convicción de la Iglesia de que “la vida humana desde el principio, incluida la vida no nacida ‘posee su propia dignidad y derecho a ser protegida’”; la declaración tiene como objetivo llamar la atención sobre las consecuencias que se derivarían de la regulación propuesta, a la luz de enmiendas propuestas adoptadas por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI) del Parlamento Europeo
La necesidad de intervenir, señala el comunicado, se basa en gran parte en el hecho “inequívoco” de que las regulaciones adoptadas por el Parlamento de la UE “marcarán el rumbo para el futuro debate sobre la vida humana prenatal en la legislación europea sobre trasplantes y farmacéutica y, por lo tanto, influirán en el debate en curso sobre el fortalecimiento de la Unión de la Salud de la UE y planteará numerosos conflictos éticos y constitucionales en los Estados miembros de la UE”.
La declaración de la COMECE destacó la importancia de reconocer que “la vida humana no es apenas una ‘sustancia de origen humano’”, e insistió en la necesidad de distinguir entre células germinales no fertilizadas, por un lado, y embriones y fetos, por el otro.
Señaló que las regulaciones del SoHO colocarían la vida humana no nacida al mismo nivel de las células u otros tejidos humanos.
Protegiendo la vida humana
Al mismo tiempo, los obispos de la UE expresaron su preocupación de que las regulaciones del SoHO pudieran anular las leyes nacionales de los Estados miembros que valoran la protección de la vida humana.
Otras preocupaciones incluyeron distinciones en las regulaciones propuestas y enmiendas entre embriones, fetos y niños nacidos; y entre los niños concebidos naturalmente y los creados mediante intervención médica o en un laboratorio.
La declaración también expresó preocupación por la posibilidad de pruebas genéticas forzadas y la posible “selección” de niños en vista de enfermedades genéticas.
Tal selección, dice la declaración, “viola la dignidad humana”, mientras que las pruebas genéticas obligatorias plantean cuestiones éticas sobre el derecho de autodeterminación del donante y el receptor.
Finalmente, la declaración de la COMECE insiste en que deben respetarse las decisiones éticas de los Estados miembros de la UE.
Los Estados miembros, dicen los obispos, deben poder regular las cuestiones de la vida según sus principios éticos, incluso si estos se desvían de las normas adoptadas por el Parlamento de la UE.
Con información de Vatican News.
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