Después de que Estados Unidos anunció la suspensión de la ayuda militar a Ucrania, los obispos de la Unión Europea, en un comunicado de prensa, piden a los Estados miembros que sigan prestando asistencia financiera “a la víctima de la agresión: Ucrania”.
Redacción (05/03/2025, Gaudium Press) Días después de la discusión entre Volodymr Zelensky y Donald Trump en la Oficina Oval de la Casa Blanca, el gobierno de Estados Unidos anunció, el lunes 3 de marzo, la suspensión de la ayuda militar a Kiev. El diálogo entre Kiev y Washington presenta pues notables obstáculos, a pesar de que Estados Unidos es el principal proveedor de ayuda al país devastado por la guerra, proporcionando 64.100 millones de euros en ayuda militar a Ucrania en tres años, según el Instituto de Kiel para la Economía Mundial. Ante este escenario, los obispos de la Unión Europea emitieron un comunicado llamando a la Unión y a sus Estados miembros a seguir ayudando a Ucrania ante la “injustificable invasión a gran escala por parte de Rusia”.
La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) destaca el apoyo “humanitario, político, económico, financiero y militar” prestado por los “líderes de la Unión Europea” y por muchas organizaciones de la sociedad civil a través de “gestos concretos de solidaridad”.
A pocos días de una cumbre especial de defensa de la UE prevista para el 6 de marzo para discutir las “garantías de seguridad” para Ucrania, la COMECE considera que el resultado de la guerra en Ucrania no es sólo una cuestión del futuro de este país de Europa del Este, sino que será “decisivo para el destino de todo el continente europeo y de un mundo libre y democrático”. Como señalan, “la invasión de Ucrania por parte de Rusia es una flagrante violación del derecho internacional. El uso de la fuerza para alterar las fronteras nacionales y los actos atroces cometidos contra la población civil no sólo son injustificables, sino que exigen una búsqueda consecuente de justicia y rendición de cuentas”.
Si bien piden negociaciones para lograr una “paz global, justa y duradera”, esto no debe excluir a Ucrania, “víctima de la agresión”, y debe implicar una “fuerte solidaridad transatlántica y global”.
Después de más de tres años de conflicto, un posible acuerdo de paz no puede prescindir de garantías de seguridad para “evitar la repetición del conflicto” y proteger los derechos de todas las comunidades de Ucrania, “incluida la minoría rusoparlante”. “El acuerdo de paz debe establecer las condiciones necesarias para que las familias ucranianas puedan reunirse y vivir con dignidad, seguridad y libertad en su patria soberana e independiente”, subraya la COMECE.
En cuanto a la reconstrucción, los obispos europeos consideran que debe participar la comunidad internacional, así como Rusia, el “agresor”. También piden que se acelere la integración de Ucrania en la Unión Europea, algo que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, espera que ocurra antes de 2030. Una ampliación de este tipo de la UE podría permitirle “permanecer fiel a su vocación de promesa de paz y ancla de estabilidad en su vecindad y en el mundo”.
Con el inicio de la Cuaresma el miércoles 5 de marzo, la COMECE continúa encomendando Ucrania y Europa a Nuestro Señor Jesucristo por intercesión de María, la “Reina de la Paz”.
Con información de COMECE y Vatican News
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