El Consejo Episcopal Latinoamericano ha hecho público su respaldo a los Obispos del Ecuador, ante la ola de violencia que vive el país.
Redacción (11/01/2024, Gaudium Press) En comunicado con fecha del 9 de enero pasado, titulado “La violencia no prevalecerá”, los obispos de Ecuador se han manifestado a raíz de la situación de violencia que se vive en el país, que incluyó la toma por parte de actores de bandas delincuenciales de un canal de televisión, una universidad y otros edificios públicos, después de la declaración de estado de excepción y “conflicto armado interno” hecha por el presidente Daniel Noboa.
Notaban los obispos en el comunicado que “la delincuencia organizada está sembrando, en la cotidianidad de nuestras vidas, caos y desesperación”.
“La violencia, venga de donde venga, debe encontrarnos unidos, mirando hacia adelante, y con la fortaleza necesaria para que el Ecuador sea lo que siempre ha sido, un lugar de paz, de trabajo, de fraternidad”.
Animaban los obispos a no caer “ni en el pánico estéril que hace el juego de los violentos dando crédito a cualquier imagen alarmista compartida en redes sociales, ni en la ingenuidad de bajar los brazos creyendo que esta lucha es solo de quienes nos gobiernan”.
“Toda actividad reñida con la ley, en cualquier instancia de la sociedad y del Estado, debe ser considerada como una traición a la Patria, a los valores más sagrados de nuestra ecuatorianidad y a Dios que será el Juez de nuestras vidas”, destacaban.
Apoyo del Celam
En el día de ayer, la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano – Celam, dirigía a su vez una carta a Mons. Luis Cabrera Herrera, Arzobispo de Guayaquil, y a Mons. David de la Torre Altamirano, Obispo Auxiliar de Quito, en la que manifestaba la cercanía y solidaridad de ese organismo.
En el comunicado también se enviaba “nuestras condolencias a los familiares y amigos de quienes han perdido sus vidas y también nos unimos en oración por los que ha sufrido los actos de violencia de público conocimiento”.
El Consejo de Presidencia del Celam animaba allí a los obispos ecuatorianos “a continuar cercanos al pueblo para fortalecer la unidad, en la defensa de la paz y renovar con esperanza los caminos que hagan posible la fraternidad de todos los ecuatorianos”, al tiempo que los encomendaban “a la protección de María Santísima y a su cuidado maternal”.
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