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León XIV recibió a a los directores nacionales de las Obras Misionales Pontificias en la Sala Clementina.
Foto: Vatican News
Redacción (23/05/2025, Gaudium Press) Ayer León XIV recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a los directores nacionales de las Obras Misionales Pontificias. En su alocución, el Pontífice exhortó a contribuir a una Iglesia misionera de esperanza y unidad.
“Les doy la más cordial bienvenida a todos ustedes, que se han reunido desde más de ciento veinte países, para participar en la Asamblea General anual de las Obras Misionales Pontificias”, inició el Papa.
“Las Obras Misionales Pontificias —estableció el Pontífice— son efectivamente el «principal medio» para avivar la responsabilidad misionera entre todos los bautizados y sostener a las comunidades eclesiales en las zonas donde la Iglesia es joven (cf. Decreto Ad gentes, 38). Esto lo vemos en la Obra para la Propagación de la Fe, que proporciona apoyo para los programas pastorales y catequéticos, la construcción de nuevas iglesias, asistencia sanitaria y necesidades educativas en los territorios de misión”. Trabajo análogo realizan la Obra de la Santa Infancia, y la Obra de San Pedro Apóstol.
La misión, consecuencia del “celo apostólico” en toda la Iglesia, sigue siendo un aspecto esencial en su renovación, y “es aún más urgente en nuestros días”:
“Nuestro mundo, herido por la guerra, la violencia y la injusticia, necesita escuchar el mensaje evangélico del amor de Dios y experimentar el poder reconciliador de la gracia de Cristo. En este sentido, la Iglesia misma, en todos sus miembros, está llamada cada vez más a ser «una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra […] y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad» (Homilía de la Misa de inicio de Pontificado, 18 mayo 2025)”, dijo el Papa.
Para que este “celo apostólico” se haga cada vez más realidad, es importante “fomentar un espíritu de discipulado misionero en todos los bautizados y un sentido de urgencia en llevar a Cristo a todos los pueblos”. Discípulo misionero no es sino el fiel animado por el Espíritu Santo: “Hoy, como en los días posteriores a Pentecostés, la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, prosigue su camino a lo largo de la historia con confianza, alegría y valentía, mientras proclama el nombre de Jesús y la salvación que nace de la fe en la verdad salvífica del Evangelio. Las Obras Misionales Pontificias son una parte importante de este gran esfuerzo”, afirmó el Pontífice.
Lo que distingue la identidad de las Obras Misionales Pontificias
León XIV habló de dos elementos distintivos de las OMP, la comunión y la universalidad.
“Como Obras encargadas de participar en el mandato misionero del Papa y del Colegio episcopal, ustedes están llamados a cultivar y promover en sus miembros la visión de la Iglesia como comunión de creyentes, animada por el Espíritu Santo, que nos hace entrar en la perfecta comunión y armonía de la Santísima Trinidad. En efecto, es en la Trinidad en quien todas las cosas encuentran su unidad”.
“El tomar conciencia de nuestra comunión como miembros del Cuerpo de Cristo nos abre naturalmente a la dimensión universal de la misión evangelizadora de la Iglesia, y nos inspira a ir más allá de los confines de nuestras propias parroquias, diócesis y naciones, para compartir con toda nación y pueblo la sobreabundante riqueza del conocimiento de Jesucristo (cf. Flp 3, 8).
Es un enfoque de “la unidad y la universalidad de la Iglesia, [el que] corresponde precisamente al carisma auténtico de las Obras Misionales Pontificias”, definió León XIV.
El Papa concluyó sus palabras diciendo que el Año Jubilar invita a todos a ser “peregrinos de esperanza”, y por tanto, convocó a “seguir siendo ‘misioneros de esperanza entre todos los pueblos’”.
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