La carta que el Papa ha dirigido el pasado 2 de febrero a la teóloga judía Karma Ben Johanan fue entre tanto bien recibida en el mundo rabínico.
Redacción (05/02/2024, Gaudium Press) La carta que el Papa ha dirigido el pasado 2 de febrero a la teóloga judía Karma Ben Johanan –una de las promotoras de un apelo al Pontífice suscrito por alrededor de 400 rabinos y estudiosos, por la consolidación de la amistad hebrea-cristiana tras el ataque de Hamás del 7 de octubre– no puede contener más manifestaciones sensibles de buena voluntad hacia los judíos.
Entre tanto, en la Carta de Francisco “a los hermanos y las hermanas hebreas de Israel”, hecha pública por L’Osservatore Romano y que fue de buen recibo entre los rabinos, no se abordan las divergencias de fondo con relación a los problemas de Tierra Santa.
El Pontífice se declara “muy preocupado por el terrible aumento de los ataques contra los hebreos en todo el mundo”, algo que nunca se habría esperado en los días actuales.
Francisco dirige su pensamiento hacia los rehenes que se encuentran en Gaza, se alegra por los que ya regresaron y reza porque pronto los acompañen los aún retenidos. También hace votos para no “perder la esperanza por una paz posible”: “Debemos hacer de todo para promoverla”.
“Siento el deseo de aseguraros mi cercanía y cariño – asevera el Pontífice. Abrazo a cada uno de vosotros, y en particular a cuantos están consumidos por la angustia, el dolor, el miedo e incluso la ira” escribe, añadiendo que “junto a vosotros lloramos a los muertos, a los heridos, a los traumatizados, rogando a Dios Padre que intervenga. y poner fin a la guerra y al odio”.
El problema de los dos Estados
Sin embargo, más allá de los comprensibles y buenos deseos, no se aborda ningún punto específico del ansiado camino hacia la paz, tal vez por temor de suscitar las divergencias.
Por ejemplo, la Santa Sede al tiempo que reconoce el derecho a la legítima defensa de Israel, ha advertido que esta debe ser proporcional, con respeto del derecho humanitario, algo que muchos discuten que se esté cumpliendo en la actual ofensiva en Gaza. La propia Iglesia incluso ha denunciado que dos parroquianas de la única iglesia católica en Gaza, madre e hija, fueron asesinadas sin ninguna justificación por francotiradores, aunque las fuerzas de defensa israelíes lo nieguen.
Divergencias que incluso van más allá del posible fin de la ofensiva.
Por ejemplo, la Santa Sede se mantiene firme en su posición de dos estados, el Israel y el Palestino, como por ejemplo lo manifestó Mons. Gabriele Caccia, observador vaticano ante la ONU, cuando recientemente dijo en Nueva York que la solución más viable para lograr una paz duradera sigue siendo la de los dos Estados, “con un estatuto especial garantizado internacionalmente para la ciudad de Jerusalén”.
“Es crucial –insistió el Arzobispo Caccia– que la comunidad internacional, junto con los dirigentes del Estado de Palestina y del Estado de Israel, persiga esta solución con renovada determinación en un momento de desesperación y hostilidad generalizadas”.
Pero precisamente esta solución de dos Estados fue rechazada en días pasados por el primer ministro israelí Netanyahu, atrayendo así las críticas del propio secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres: Las negativas del derecho del pueblo palestino a tener un Estado “son inaceptables”. “Esto prolongará indefinidamente un conflicto que se ha convertido en una grave amenaza para la paz y la seguridad mundial, exacerbará la polarización y envalentonará a los extremistas en todas partes”, afirmó Guterres.
Ya no son pocas las voces que sugieren que Netanyahu está totalmente amarrado a la bancada judía ultraortodoxa, sin cuyo apoyo no puede gobernar. En diciembre Netanyahu formó gobierno gracias a alianzas con dos partidos ultraortodoxos, así con tres formaciones tildadas de extrema derecha. De acuerdo a algunos analistas, el actual “es el Ejecutivo más de derecha que ha conocido Israel y la oposición denuncia las intenciones de Netanyahu de reformar y debilitar los poderes de la Corte Suprema y de concentrarlos en sus manos”.
Por lo demás, esa creciente presencia del judaismo ultraortodoxo sigue manifestándose en la cultura israelí, por ejemplo en las agresiones a representantes de otros credos, como ocurrió recientemente con el abad católico del monasterio de la Dormición. Tras las habituales y repetidas manifestaciones de las autoridades israelíes de rechazo al hecho, queda en la retina de la opinión pública mundial que Israel se radicaliza en su ortodoxia, con lo que se favorece la radicalización de sus contrarios. (SCM)
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