El evangelio dominical contenía las tres parábolas de misericordia, que son como “el corazón del Evangelio”.
Redacción (12/09/2022 11:30, Gaudium Press) Ayer, en el Ángelus dominical, Francisco comentó las “tres parábolas de misericordia” inscritas en el Evangelio del día. (Lc 15, 1-32)
Al Señor se le acercaban publicanos y pecadores, a escucharlo, y muchos se dejaban tocar por sus palabras. Pero los fariseos, envidiosos, murmuraban contra Cristo: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”, decían.
Jesús entonces corrige la visión farisaica con tres parábolas, que muestran el amor del Señor al miserable, su deseo de convertir a los pecadores, que somos todos.
“¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra?”, es el tema de la primera parábola.
“¿Qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: “Alegraos conmigo!”: es esa la segunda parábola. Y la tercera, la recordada del Hijo Pródigo.
“Las tres parábolas, pues, resumen el corazón del Evangelio: Dios es Padre y viene a buscarnos cada vez que nos hemos extraviado”, expresó el Pontífice.
En los tres protagonistas de estas tres parábolas “hay inquietud por aquello que les falta: la oveja, la moneda, el hijo que se ha ido. El que ama se preocupa por lo que echa de menos, siente nostalgia por el que está ausente, busca al que está perdido, espera al que se ha alejado. Porque quiere que nadie se pierda”, dijo Francisco. “Así es Dios”.
“Dios nos espera siempre con los brazos abiertos, sea cual sea la situación de la vida en la que nos hayamos perdido. Como dice un salmo, Él no duerme, siempre vela por nosotros”.
Invitación a ser así con el prójimo
El Papa invitó a que imitemos esta actitud de Dios en relación a nuestros hermanos: “¿Realmente echamos de menos a quien falta en nuestra comunidad? ¿O estamos cómodos entre nosotros, tranquilos y dichosos en nuestros grupos, sin tener compasión por quien está lejos?” También preguntó el Pontífice si rezamos por quien no cree.
Dios nos “pide que estemos atentos a los hijos que más echa de menos”. “Preocupémonos – concluyó – por responder estas preguntas y recemos a la Virgen, la madre que no se cansa de buscarnos y de cuidar de nosotros, sus hijos”.
Con información de Vatican News
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