En la catequesis de la audiencia general, Francisco habló del misionero jesuita Matteo Ricci.
Redacción (31/05/2023 15:03, Gaudium Press) En la audiencia general de hoy, en la plaza de San Pedro, el Papa habló de otro de los grandes misioneros de la Historia de la Iglesia, el jesuita Matteo Ricci, quien pudo entrar a la China en un tiempo en que eso era casi imposible, hace 500 años, arrostrando innúmeros peligros y dificultades.
El P. Matteo Ricci era originario de Macerata, en la región italiana de Las Marcas, y tenía como uno de sus más entrañables deseos el ser enviado como misionero a Extremo Oriente. Desde la época de San Francisco Javier, ningún otro jesuita había conseguido entrar a la China. Pero el padre Ricci, después de aprender la lengua, conocer las costumbres, y otro tipo de preparaciones, junto con un compañero consiguieron la autorización para establecerse en el sur del país.
Tardaron 18 años en llegar a Pekín.
“Con constancia y paciencia, animado por una fe inquebrantable, Matteo Ricci fue capaz de superar dificultades y peligros, desconfianzas y oposiciones. Piensen en aquella época, caminando o a caballo, recorriendo tantas distancias… y él seguía adelante. Pero, ¿cuál era el secreto de Matteo Ricci? ¿Por qué camino le llevó su celo? Siempre siguió el camino del diálogo y la amistad con todas las personas que encontraba, y esto le abrió muchas puertas para proclamar la fe cristiana”, dijo Francisco.
El Papa resaltó que el padre Ricci se dio cuenta que debía conocer la literatura china, para presentar el cristianismo de forma acorde con la cultura. Consiguió de esta manera despertar el interés y la admiración por el cristianismo de hombres cultos. También se sirvió para la evangelización de sus conocimientos matemáticos y astronómicos.
Francisco también destacó la vida de piedad del padre Ricci, que hacía que la gente fuese atraída hacia él: “Además de la doctrina, es su testimonio de vida religiosa, de virtud y de oración: estos misioneros rezaban. Iban a predicar, hacían gestiones políticas, todo: rezaban. Esto es lo que alimenta la vida misionera – una vida de caridad – y ayudaban a los demás, humildemente, con total desinterés por honores y riquezas”.
El Papa destacó el testimonio de la coherencia, como la gran palanca que atrae la gente hacia la fe:
“Esto nos afecta a todos los cristianos que somos evangelizadores. Yo puedo decir el Credo de memoria, puedo decir todas las cosas en las que creemos, pero si tu vida no es coherente con eso, no sirve de nada. Lo que atrae a las personas es el testimonio de la coherencia: los cristianos vivimos como lo que decimos, y no hacer de cuenta que vivimos como cristianos viviendo como mundanos”.
“El espíritu misionero de Matteo Ricci es un modelo vivo hoy. Su amor por el pueblo chino es un modelo; pero lo que es muy actual es su coherencia de vida, el testimonio de su vida de cristiano. (…) Hermanos y hermanas, hoy nosotros, cada uno de nosotros, nos preguntamos en nuestro interior: ¿Soy coherente, o lo soy más o menos?”, concluyó el Papa.
Con información de Vatican News
Deje su Comentario