El Pontífice comentó el Evangelio del día
Ciudad del Vaticano (28/09/2020 15:31, Gaudium Press) En el Ángelus de ayer, el Pontífice comentó el evangelio del día hablando de la paciencia de Dios, quien “espera ansiosamente nuestro «sí», para acogernos nuevamente entre sus brazos paternos y colmarnos de su misericordia sin límites”.
“A la invitación del padre de ir a trabajar a la viña, el primer hijo responde impulsivamente «no», pero después se arrepiente y va; sin embargo el segundo hijo, que enseguida responde «sí», en realidad no lo hace. La obediencia no consiste en el decir «sí» o «no», sino en actuar, en cultivar la viña, en realizar el Reino de Dios.”
Para actuar en conformidad con la ley de Dios, hay que abrirse a la gracia y convertirse a Él.
Lo que hay que hacer es construir el Reino de Dios
El Santo Padre continuó reconociendo que “en el Evangelio de hoy, quien queda mejor es el primer hermano, no porque ha dicho «no» a su padre, sino porque después el «no» se ha convertido en un «sí»”.
“Dios es paciente con nosotros: no se cansa, no desiste después de nuestro «no»; nos deja libres también de alejarnos de Él y de equivocarnos. Pero pensar en la paciencia de Dios… ¡es maravilloso! Como el Señor siempre nos espera; siempre a nuestro lado para ayudarnos, pero respetando nuestra libertad. Y espera ansiosamente nuestro «sí», para acogernos nuevamente entre sus brazos paternos y colmarnos de su misericordia sin límites.”
Todos los días, con la fe en Dios y su gracia, es preciso elegir el bien respecto al mal, la verdad respecto a la mentira, el amor al prójimo respecto al egoísmo. El Papa Francisco recuerda la promesa de la bienaventuranza, a aquel que, después de haber experimentado el pecado, da su sí a Dios y se convierte. Este irá al Reino de los cielos, “donde hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos”.
Es preciso cambiar el corazón, en un proceso “que nos purifica de las incrustaciones morales y a veces es un proceso doloroso, porque no hay camino a la santidad sin alguna renuncia y sin combate espiritual”. El Pontífice invitó a seguir el camino del bien, “luchando para no caer en la tentación, haciendo de nuestra parte lo que podemos para vivir en la paz y la alegría de las Bienaventuranzas”.
“El Evangelio de hoy cuestiona la forma de vivir la vida cristiana –subrayó Francisco– , que no está hecha de sueños y de bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos, para abrirnos siempre a la voluntad de Dios y al amor hacia los hermanos”.
“Incluso el más pequeño compromiso concreto, no puede hacerse sin gracia. La conversión es una gracia que siempre debemos pedir: ‘Señor, dame la gracia de mejorar. Dame la gracia de ser un buen cristiano’.”
Dóciles a la acción del Espíritu Santo
Finalmente, el Santo Padre invitó a rogar a María Santísima para que “nos ayude a ser dóciles en la acción del Espíritu Santo”, quien derrite la dureza de los corazones y los dispone al arrepentimiento.
Deje su Comentario