En el Ángelus dominical, el Papa meditó sobre la necesidad de recurrir al Señor en las angustias, en los problemas, en los fracasos.
Redacción (21/06/2021 09:58, Gaudium Press) Antes de la oración dominical del Ángelus, el Papa Francisco comentó la lectura evangélica del día, que trata de cuando el Señor hizo calmar la tempestad que amenazaba hacer zozobrar la barca en la que estaba Él con los discípulos.
También nosotros somos asaltados por tempestades
También nosotros somos “asaltados por las pruebas de la vida”, y podemos haber gritado al Señor “¿por qué permaneces en silencio y no haces nada por mí?, especialmente, cuando sentimos que nos hundimos, porque el amor o el proyecto en el que habíamos puesto grandes esperanzas se desvanece.”
A veces nos sentimos a merced de las “insistentes olas de la ansiedad”, o “nos sentimos abrumados por los problemas o perdidos en medio del mar de la vida, sin rumbo y sin puerto”. Pueden ser también momentos en que un ‘diagnóstico inesperado’ nos hace temer por nuestra salud.
No podemos perder de vista lo más importante: Jesús está ahí
En estas situaciones “corremos el riesgo de perder de vista lo más importante”, a saber: que en la barca, “aunque esté dormido, Jesús está allí”.
“Su sueño – expresó Francisco, si por un lado nos asombra, por otro nos pone a prueba. El Señor, de hecho, espera que lo involucremos, que lo invoquemos, que lo pongamos en el centro de lo que vivimos”. Es preciso “implicarse con Él, hay que alzar también la voz con Él, clamarle a Él”.
El Papa invitó a hacerse la pregunta: “¿Cuáles son los vientos que soplan en mi vida, cuáles son las olas que dificultan mi navegación?”, y después aferrarse a Jesús “para encontrar refugio contra las olas de la vida”.
Es necesario también “reconocer que por nosotros mismos no somos capaces de mantenernos a flote, que necesitamos a Jesús como los marineros de las estrellas para encontrar nuestro rumbo”, es preciso superar “la tentación de encerrarnos en nosotros mismos”, pues recurriendo a Jesús, Él “puede obrar maravillas en nosotros”.
Que la visión de los problemas no nos distraiga del Señor
“¡Cuántas veces nos quedamos mirando los problemas en vez de ir al Señor y dejarle a Él nuestras preocupaciones! – exclamó el Pontífice. ¡Cuántas veces dejamos al Señor en un rincón, en el fondo de la barca de la vida, para despertarlo sólo en el momento de la necesidad!”
Concluyó implorando “la gracia de una fe que no se canse de buscar al Señor, de llamar a la puerta de su Corazón” y pidiendo a la Virgen que “despierte en nosotros la necesidad vital de encomendarnos a Él cada día”.
Con información de Vatican News
Deje su Comentario