El justo rechaza la calumnia, el fraude, la usura, “cumple su palabra”, promueve la legalidad, entendida como el cumplimiento de la ley.
Redacción (03/04/2024 16:01, Gaudium Press) Después de haber abordado la virtud de la paciencia, y luego de la prudencia, fue hoy la hora de la virtud de la justicia, en la catequesis del Papa enla Plaza de San Pedro, para la audiencia general de los miércoles, que viene versando sobre las virtudes.
“Es la virtud social por excelencia –dijo el Pontífice– sin justicia no hay paz”.
La justicia va anexa en el hombre justo a características como el candor, la atención a los demás, el interés por el bien común y la honestidad; la justicia es también antídoto contra la corrupción.
La justicia “es la virtud del derecho, que trata de regular con equidad las relaciones entre las personas”, explicó el Pontífice, pero necesita ir acompañada de otras actitudes como la benevolencia, el respeto y la gratitud.
La justicia es fundamental para una coexistencia pacífica: un mundo sin leyes que respeten los derechos sería un mundo en el que es imposible vivir, se parecería a una jungla.
La justicia construye relaciones con el prójimo basadas en la sinceridad, como recomienda el Evangelio cuando dice que el hablar de los discípulos de Jesús debe ser claro: “sí, sí, no, no”. El justo, observó, “es recto, sencillo y directo, no lleva máscaras, se presenta tal como es. Respeta las leyes y a menudo se acuerda de dar las gracias reconociendo lo que él mismo ha recibido”, el hombre justo no solo quiere su bien individual sino el bien de toda la sociedad.
La virtud de la justicia deja claro –y pone la exigencia en el corazón– que no puede haber un verdadero bien para mí si no existe también el bien de todos.
La legalidad es el camino de la justicia
El justo rechaza la calumnia, el fraude, la usura, “cumple su palabra”, promueve la legalidad, entendida como el cumplimiento de la ley.
El Papa concluyó su reflexión citando la frase de la Escritura: “Quien busca la justicia y el amor encontrará la vida y la gloria”, es decir los justos “no son perdedores” frente a quienes se creen “astutos y ladinos” sino que atraen la bondad hacia sí mismos y su entorno. No son moralistas que visten la toga del censor, sino personas rectas que “tienen hambre y sed de justicia”.
Con informaciones de Vatican News
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