En la segunda audiencia general después de las vacaciones de julio, el Papa retoma sus catequesis abordando diversos aspectos de la actualidad.
Ciudad del Vaticano (12/08/2020 07:13, Gaudium Press) En la segunda audiencia general después de las vacaciones de julio, el Papa retoma sus catequesis desde la Biblioteca Vaticana abordando diversos aspectos de la actualidad.
La pandemia tiene sus héroes
Inició Francisco su meditación reconociendo el gran esfuerzo realizado por los que se dedicaron a los demás durante la pandemia, un esfuerzo “de tantas personas que en estos meses están demostrando el amor humano y cristiano hacia el prójimo, dedicándose a los enfermos poniendo también en riesgo su propia salud: son héroes”.
Expresó el Pontífice, que sin embargo “el coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir, sino que la pandemia ha sacado a la luz patologías sociales más amplias”, como “la visión distorsionada de la persona, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional.”
Dios “nos ha creado no como objetos, sino como personas amadas y capaces de amar, nos ha creado a su imagen y semejanza”, dando así una dignidad única, invitándolo a vivir en comunión con Dios, lo cual genera la armonía, una armonía que es comunión.
Una armonía relacional con el orden del universo
Armonía que es “la del servicio y del dar la vida por los otros”. “Como discípulos de Jesús no queremos ser indiferentes ni individualistas”, dijo el Pontífice, y contrariando el individualismo se realiza “la armonía [que] te lleva a reconocer la dignidad humana, aquella armonía creada por Dios”.
Recordó Francisco que la constitución Gaudium et spes establece que “la dignidad humana es inalienable, porque ha sido creada a imagen de Dios”, fundamento de toda la vida social y determinante de los principios operativos. No obstante, “los derechos no son solo individuales, sino también sociales, de los pueblos y las naciones”; el ser humano en su dignidad personal es también un ser social, creado a imagen de Dios Uno y Trino.
Por esto, el creyente contempla a los demás no como totalmente extraños, dirige hacia ellos su compasión y su empatía, y desarrolla su creatividad y aplica su entusiasmo para resolver los dramas de la Historia.
“Mientras trabajamos por la cura de un virus que golpea a todos indistintamente, la fe nos exhorta a comprometernos seria y activamente para contrarrestar la indiferencia delante de las violaciones de la dignidad humana; la fe siempre exige que nos dejemos sanar y convertir de nuestro individualismo, tanto personal como colectivo”.
Finalmente, el Papa pidió Dios el “‘devolvernos la vista’ para redescubrir qué significa ser miembros de la familia humana”.
Con información de Vatican News
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